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miércoles, 23 de febrero de 2011

La Súplica es el Mejor Acto de Adoración

LA SÚPLICA (DU’A) ES EL MEJOR ACTO 
DE ADORACIÓN *

La súplica (du’a) es el mayor y más apreciado acto de adoración. Es un lazo directo entre el hombre y su Señor, y es una señal de la relación que hay entre ellos. El Profeta (saw) dijo:

“La mejor forma de adoración es la súplica (du’a).

LA SÚPLICA (DU’A) ES LA ESENCIA DE LA ADORACIÓN

Los versículos Coránicos mencionados anteriormente constituyen una prueba suficientemente clara sobre esta afirmación, al igual que lo es el Hadîz del Profeta (saw):

"La súplica es adoración."

Condiciones previas para la aceptación de las súplicas (du’a)*

… la súplica (du’a) es un acto de adoración, por lo que es esencial hablar de las condiciones previas necesarias para que nuestras súplicas y ruegos sean respondidos.

De la misma manera que la oración (Salât) no será aceptada si no cumple con los requisitos previos necesarios, como la ablución (udu), orientarse hacia la qiblah (dirección de la sagrada mezquita de la Meca), las súplicas no serán aceptadas si no se cumplen sus requisitos previos…

El sabio Ibn al Qaim escribió refiriéndose a estos factores:

La súplica y la búsqueda de protección de Allah son como armas, pero el filo de un arma no es suficiente para provocar efecto alguno, ya que la persona que la maneja también cumple su función. Por ello cuando un arma es perfecta y el brazo es fuerte, y no hay factores que lo impidan, entonces provocará un efecto en el enemigo. Pero si falta alguno de esos factores, el efecto se verá disminuido. Así funciona la súplica, si ésta no es correcta en sí misma, o si la persona que la efectúa no ha combinado su corazón y sus palabras en la súplica, o si existe algún factor que impida su respuesta, el efecto deseado no ocurrirá.

ALGUNAS DE LAS CONDICIONES PREVIAS NECESARIAS PARA QUE LAS SÚPLICAS SEAN RESPONDIDAS:*

1. RECONOCER QUE SOLO ALLAH RESPONDE AL DU’AA…

Esta es la esencia del monoteísmo (Taûhîd). La persona debe creer plenamente que sólo Allah puede oír su plegaria, y que sólo Él tiene el poder para concederla. Esta es la esencia del monoteísmo doctrinal (Taûhîd al ‘itiqâdi). El Corán menciona este aspecto en muchos versículos:

¿Acaso Quien responde al afligido cuando Le invoca, alivia los pesares y hace que vosotros os sucedáis unos a otros en la Tierra [puede equipararse a quien no es capaz de hacer nada de eso]? ¿Acaso puede haber otra divinidad junto con Allah? Realmente son pocos los que reflexionan.? (27:62)

Es por esta razón que la súplica es la forma más sublime de adoración, y – si está dirigida a otro que Allah – es la forma más terrible de idolatría y politeísmo (Shirk).

2. PEDIR EL BIEN

Para que la súplica sea aceptada por Allah, glorificado y alabado sea, es esencial que se efectúe por algo puro y bueno. Enuncia un Hadîz: “La súplica de todo devoto continuará recibiendo respuesta, siempre y cuando éste no pida un pecado ni la ruptura de los lazos de parentesco”, expresando claramente este aspecto. La razón por la que se menciona explícitamente la ruptura de los lazos de parentesco se debe a la naturaleza grave de ese pecado, pero la misma regla se aplica a todos los demás pecados.

3. TENER BUENAS INTENCIONES

Es imperativo que la persona que realiza la súplica tenga las mejores intenciones para lo que está pidiendo. Por ello, si alguien pide aumentar su riqueza, debe hacerlo con la intención de gastar más dinero en sus parientes y en los pobres, y aumentar su recompensa de esta manera.

4. PRESENCIA DE UN CORAZÓN ATENTO

La esencia de la súplica es que la persona implore con sinceridad a su Creador desde el corazón. La sinceridad no puede alcanzarse si se implora frívolamente y sin fervor. El Profeta ? dijo:
“Realiza tu súplica (du’a) a Allah en estado tal que tengas la certeza de que ésta obtendrá respuesta, y ten en cuenta que Allah no responde a la súplica de un corazón negligente y desatento.”
Esto demuestra que la súplica (du’a) debe realizarse con un corazón atento, de tal manera que se sepa exactamente lo que está pidiendo y recuerde a quién le está pidiendo, ya que está pidiéndole al Señor del Universo. Por lo tanto, un siervo no se beneficia pidiéndole a su Señor descuidadamente, de tal manera que no tenga total conciencia de lo que dice, o utilizando oraciones memorizadas que repite una y otra vez sin entenderlas ni apreciar su significado.

* Mensajes expuestos por Isa García en la red. 


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lunes, 17 de enero de 2011

Tawba

TAWBA

La Tawba es el primer paso hacia Dios. Es regresar del mal hacia el bien. Quitarse el vestido de incrédulo y vestirse con el Islam. Dejar - dar divorcio absoluto- al mal e ir hacia Dios.

Entre las grandes faltas tenemos por ejemplo, el apropiarse de lo ajeno, el adulterio –la fornicación - , la usura, hablar mal de alguien a su espalda, mal trato a los padres. Hay buenas obras que dejan de tener recompensa en el otro mundo. Son las que se hacen con el objetivo de que los demás te alaben o te admiren – no para complacer a Dios, sino así mismo -: (Por ejem: dar limosnas, ayudar a los demás, hacer casas para los huérfanos buscando beneficios personales). Cuando la acción se hace por orgullo no es valiosa para la otra vida. Vale aquí, pero en el otro mundo ocurre lo contrario porque Dios no recompensa con bien este tipo de acción en la otra vida.

La intención - niyat - debe ser para Dios. Todo cuanto hagamos o dejemos de hacer, debe ser únicamente para buscar la complacencia de Dios.

Las faltas pequeñas deben ser atendidas puesto que se pueden convertir en grandes; como los ríos que se llenan de gotas.

Dejar el mal – grande o pequeño -, esforzarse en el camino de DIOS es TAWBA, Cambiar los defectos que tenemos para convertirlos en virtudes es TAWBA.

¿Cómo dar este primer paso hacia DIOS - Al•lâh -?

Con la TARBIYA: ciencia de la educación. Y con el ADAB: el verdadero comportamiento y forma de adoración correcta. Con la educación conocemos a Dios y nuestra razón de ser. Con un comportamiento recto y la adoración correcta – tal como nos lo ordenó Dios en el Corán y con el ejemplo del Profeta, paz y bendiciones sean con él, hacemos realidad la sumisión Al Altísimo.

Cuatro condiciones de adab para tawba.

1.- Dejar el mal ¡ahora! Es decir, que a partir de que eres consciente de que tu acto no es correcto lo corriges inmediatamente; ya no esperas a rectificar en otro momento y sigues con ese defecto, sino que lo cambias sin esperar a mañana ni a después.

2.- Dejar todas las faltas (no una y seguir con otras) -MUTLAQAN.- Abandonar absolutamente los actos que sabemos que no son correctos, porque el haram – lo prohibido , el mal- está unido y reunido, por lo que hay que dejarlo en su conjunto y no sólo una parte (erradicarlo).

3.- Arrepentimiento- ANNADAM-. No siente gozo cuando recuerda sus malos actos, aunque hubiera disfrutado con ellos en el momento de cometerlos. Cuando el mu’min rememora las faltas llora y pide perdón de Dios se le llama NADIM. Cada lágrima y cada suspiro tiene el perdón de Dios. No por miedo, sino por respeto y amor puro por El Creador.

4.-No confiesa las faltas - RAD AL HUQUQ-.La TAWBA es con Dios. No hay intermediarios entre el musulmán y su Creador. El Profeta Muhammad pidió perdón a Dios por su Umma- Comunidad- , pero no tenía capacidad para perdonar.

Por tu TAWBA puedes ser el primero o la primera ante Dios; es decir como un ALIU (amigo cercano de Dios). Una de las formas de rectificar el mal y obrar el bien es devolver derechos a sus dueños. IBADA se deriva del AMOR a Dios; no de la esclavitud. Es una palabra llena de contenidos.

¿Cuándo podemos hablar a Dios? Cuando lo necesitamos. Siempre y lo más a menudo posible. El mejor momento es cuando los demás duermen. - Dios aceptará la tawba de aquel que la haga, antes de que salga el sol de poniente. – Hadiz transmitido por Muslim. 



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viernes, 17 de diciembre de 2010

Los Modales del Musulmán

LOS MODALES DEL MUSULMAN

El musulmán se distingue por su entrega a los demás y por sus buenos modales, lo que es producto de seguir el ejemplo del profeta, paz y bendiciones, y de cultivar virtudes tales como:

AMAR A DIOS SOBRE TODAS LAS COSAS:

El Profeta, paz y bendiciones, nos dejó dicho que para ser buenos creyentes necesitamos tres características:

1.- Amar a Dios sobre todas las cosas
2.- Amar y odiar por Dios solamente
3.- Temer el volverse incrédulo como temer ser arrojado al fuego.

Es indispensable para el creyente, también, amar a los Profetas (La paz sea con todos ellos) y todo lo que nos enseñaron, porque fue a ellos a quienes Dios escogió para darnos a conocer sus mandatos y la forma de adorarlo.

PONER TODOS NUESTROS ASUNTOS EN MANOS DE DIOS:

El creyente es consciente que todo el dominio está en manos de Allah y que no sucede algo sin que El lo quiera. Dios es Quien provee de alimentos y de todo cuanto necesitan a sus siervos y a toda la creación. El la creó y El la sostiene y custodia. Esto es sencillo para El; en la naturaleza tenemos ejemplos que ilustran lo anterior: Las aves salen de sus nidos en las mañanas con sus estómagos vacíos y regresan en las tardes alimentadas.

EL RECUERDO DE DIOS:

-Al Dirk- Es básico para ser un buen creyente el recordar siempre a Dios. El Corán dice: “Los Creyentes son aquellos que recuerdan a Allah parados, sentados o acostados”

EL IHSAN Y LA SUPLICA A DIOS.

El creyente sabe que Dios lo escucha y por ello le suplica para que lo perdone, lo guíe, le de el paraíso y todo lo bueno y cuanto necesita. También sabe que Dios siempre le vigila, a pesar que no le ve ni le oye, por ello tanto en público como en privado, se esmera en hacer el bien y se abstiene de hacer el mal.

LA PACIENCIA.

Otro atributo básico del musulmán es el no enfadarse. Una vez un compañero del Profeta, paz y bendiciones, le pidió un consejo y él le dijo: “No te enfades, no te enfades”. Dios, Alabado sea, exalta a los pacientes así:

“Por cierto que Allah está con los pacientes” y “Los creyentes son los que buscan la ayuda de Allah a través de la paciencia y la oración” 



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miércoles, 17 de noviembre de 2010

La Moral en el Islam

LA MORAL EN EL ISLAM

Se entiende por moral, ese concepto que nos permite distinguir el bien del mal, lo correcto de lo incorrecto. La moral es lo que nos permite formar y moldear nuestro comportamiento, nuestra forma de ser; la moral colorea nuestras vivencias y nos permite establecer las tradiciones y costumbres, que es lo que, otras cosas, facilita que nos diferenciemos e interrelacionemos con nuestras gentes y con los otros seres humanos.

Las tradiciones y costumbres de las naciones, pueden ser diversas, y de hecho lo son, por lo que no podemos pretender que pueblos con vivencias diferentes, tengan costumbres iguales. Lo que es universal es el fundamento moral, ya que este fue implantado y enseñado al hombre por el Creador del Universo, Altísimo sea. Si no hubiese sido así, el concepto del bien y del mal, no sería universal y cada pueblo se inventaría su propio catalogo de lo que es bueno y de lo que es malo, corrompiendo con ello la tierra y creando el caos en la relaciones de las gentes. Que es lo que pretende la incredulidad.

Dios, Alabado sea, no solo nos infundió en nuestros corazones la bondad y la malicia sino que también, a través de los Profetas, la paz sea con todos ellos, nos enseñó como establecer un modo de vida que armonizara con toda la creación y fuese garantía de convivencia entre todos los humanos y fuente de bienestar para toda la sociedad.

Dios, el Clemente y Misericordioso, en los libros Sagrados, y especialmente, en el Sagrado Corán, estableció y puntualizó reglas de conductas y nos dio ejemplo de piedad y de bondad, que de seguirlos el hombre obtendrá bienestar y felicidad, en esta vida y en la otra. Estas reglas de conducta y estos principios éticos constituyen todo un código moral, cuyas reglas básicas son: La fe en Dios y el amor a nuestros semejantes.

En cumplimiento de ese Código Moral, el musulmán, el piadoso, el temeroso de Dios, ciñe su vida a cuatro directrices básicas:

1.- Su fe es verdadera y sincera;

2.- La demuestra con sus actos de piedad y con el respeto profundo que tiene con los demás;

3.- Donde quiera que esté, se comporta de manera ejemplar. Siente como suyo el sufrimiento y la alegría de sus semejantes y, siempre, está presto para apoyarlos individual o colectivamente..

4.- Su fe individual es firme e imbatible en todas las circunstancias, pero se cuida muy bien de no coaccionar a los demás para que acepten el Islam ni hace burla de las creencias de los otros.

El Creador de los mundos, por intermedio de sus mensajeros, nos enseñó que no obstante que los principios y reglas morales constituyen una bendición para la humanidad y que el acatamiento de los mismos solo traerá bienestar a la humanidad, el hombre no los aceptará fácilmente, si no se ha implantado, primero, en sus corazones la convicción absoluta de que existe un Dios, Único, Creador y sostenedor de todo cuanto existe.

Los cánones morales del Islam, fueron enseñados por Dios, el Sapientísimo, a través de todos y cada uno de los Profetas, a todos y cada uno de los pueblos del mundo. Nos fue enseñado, que el más alto patrón moral, es el establecer como objetivo de la vida de cada uno de nosotros y de la sociedad entera, la búsqueda de la complacencia del Todopoderoso. Cuando un individuo, una familia o una comunidad tengan este patrón moral, lo esperará un futuro sin límites, un futuro esplendoroso en esta vida y un éxito mayor en la otra, donde el Creador le dará mucho más.

La moral Islámica no es patrimonio de un pueblo determinado, ni invención de un hombre, es como se dijo antes, una bendición del Eterno, por ello constituye un faro que alumbra el discurrir de la humanidad, y la invita a toda ella a enlutarse por la senda del bien. Esta moral está cimentada sobre valores como: la humildad, la modestia, la generosidad, el control de las pasiones y deseos, la veracidad, la integridad, la paciencia, la tolerancia, la constancia y el cumplimiento de las promesas, entre otros.

El Profeta Muhammad, la paz y bendiciones de Dios sean con él, resumiendo el comportamiento moral del musulmán, dijo:

“Mi Señor me dio nueve mandamientos: Permanecer temerosos de Dios, tanto en privado como en público; hablar con justicia, tanto si estás airado como si estas contento; ser moderado tanto en la pobreza como en la riqueza; volver a hacer amistad con aquellos que la hayan roto contigo; darle aquel que te rechaza; que el silencio este ocupado con el pensamiento; que la mirada sea una admonición y que dispongas lo que es correcto.”

Estos mandamientos o principios generan e inculcan en el hombre sentimientos de solidaridad, hermandad, misericordia, simpatía, paz, ecuanimidad y veracidad
escrupulosa. Lo anterior no solo respecto de nuestro prójimo, sino también con relación a toda la creación, ya que nos nutre de las más nobles cualidades, de las que únicamente se puede esperar bien y beneficios para las criaturas, nunca daño para estas.

Es inconcebible, que so pretexto de complacer a Dios, el hombre recurra a dañar a sus semejantes o los obligue a aceptar el camino recto; sí Dios, Alabado sea, hubiera dispuesto que todos siguiéramos la senda de la salvación, no nos hubiera otorgado el libre albedrío y Nos habría limado, como dice el Sagrado Corán, las yemas de los dedos para que todos fuésemos idénticos o nos habría hecho como los Angeles, incapaces de desobedecer a Dios. 



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domingo, 17 de octubre de 2010

Temas Islámicos

TEMAS ISLAMICOS
I
SERIE: DAWA PARA LAS AMERICAS

As Salam Alaikum wa Rahmatulahi wa Barakatuhu

En el Nombre de Allah, el más clemente, el más misericordioso.

NO HAY MAS DIOS SALVO ALLAH Y MUHAMMAD ES SU SIERVO, SU ULTIMO PROFETA Y SU ULTIMO MENSAJERO

Los musulmanes Colombianos presentamos a los musulmanes y a los no musulmanes esta serie de folletos con documentos que hemos intitulado Dawa para los Americanos.

Les invitamos a utilizar todos los recursos de la red y hacer circular estos folletos para así cumplir con nuestro deber de dar a conocer el Islam en estas tierras.

CENTRO ISLAMICO DE COLOMBIA
MEZQUITA ESTAMBUL DE BOGOTA COLOMBIA


"Promoviendo la paz a través del conocimiento autentico del Islam”

“En el nombre de Dios, el Clemente, el Misericordioso”

Hermanos, la presente es un recopilación de algunos temas islámicos. Esperamos les sea de utilidad.

Que Dios, Altísimo sea, nos guíe por el camino recto y ayude a difundir el Islam entre nuestras gentes.

“No hay más divinidad que Dios y Muhammad es su Profeta”



ADORAR, OBEDECER Y SUPLICAR UNICAMENTE A DIOS

Dios, es uno, eterno, no tiene asociados, ni copartícipes en la creación ni en su poder. Nada se le asemeja. El es el Único, el Poderoso, el Supremo, el más clemente. Nada hay digno de alabanzas, sino El. No se concibe que se pueda adorar a otro diferente de Dios. Solo se adora al Creador, no a las criaturas, por más ilustres que estas sea.

El objeto de la existencia humana es ser gratos a Dios, y el medio para conseguirlo es la obediencia a El, por lo que se nos impone el vivir como Dios nos manda o sea seguir la revelación y cumplir sus mandamientos. Así mismo, es deber de todo creyente seguir el ejemplo del profeta Muhammad, ya que éste fue quien instruyó y formó a través de su ejemplo y sus dichos a la primera generación de musulmanes y estos a las siguientes .

Dios alabado sea, no solo hizo la creación, sino que también es el Único custodio de la misma.

No se mueve un grano de arena sin que El lo permita, por ello ante cualquier situación el hombre debe pedir ayuda y buscar refugio solo en Dios. Pretender buscar ayuda en una criatura o en cualquier objeto es absurdo, por ello es prohibido todo tipo de talismanes u objetos para la buena suerte o las suplicas a otros diferentes a Dios. 



DIOS ES LA LUZ DE LOS CIELOS Y LA TIERRA

¡Glorificado sea aquel que ha iluminado las tinieblas con su luz, con la que también ha alumbrado la tierra! ¡Alabado sea aquel con cuya luz se han abierto todas las cerraduras ¡

No existe nada ni nadie, en los cielos ni sobre la tierra, que no deba su existencia a Dios, a su luz. Todo lo que existe obtiene su existencia de la luz de Dios.

Muhammad, la paz de Dios sea con él, cuando fue expulsado por la fuerza de la ciudad de Taif, suplicó al Todopoderoso así: “Allah, me refugio en la luz de Tu rostro, que ha llenado de luz las tinieblas, y por la que se considera correcto todo asunto en este mundo y en el otro, contra el descenso de tu cólera sobre mi o contra el incurrir en tu ira.

La frase “Dios es la luz de los cielos y de la tierra” es parte de un versículo (aya) del capitulo (sura) La Luz del Sagrado Corán, en esta Dios, Altísimo sea, nos proporciona ejemplos para que reflexionemos sobre nuestra actitud hacia El. Da ejemplos para aquellos que se conducen con la guía de Dios y buscan iluminarse con su Luz, tanto en los momentos gozosos como en las penalidades, en sus sentimientos y en sus emociones, en sus decisiones y en lo que expresan con sus lenguas; en fin en todos los campos de su vida, en todo instante.

El Profeta, la paz sea con él, en un hadiz autentico, dijo, informado de su señor, que Este afirma “No me puede abarcar ni mi tierra ni mi cielo, pero si le es posible al corazón de mi siervo creyente el contenerme”. El corazón de un creyente, cuando éste es sincero y cumple los mandatos de su creador, es habitado por la luz de los cielos y la tierra.

La luz de Dios no consiste en una palabra que se pronuncia, o en un estandarte que se alza o agita. La luz de Dios es ese impulso que mueve la vida del ser humano, es la que le guía en la oscuridad del camino; es esa fuerza que lo toma de la mano y lo conduce a la misericordia de Dios y al paraíso. 




LA ORACION PILAR DE LA RELIGION

Una de las verdades que primero aprende en musulmán es: “La Oración es uno de los cinco pilares del Islam”. Algunos ignoran lo que esto significa; ignoran la razón por la Cual la Oración se erigió como uno de los cinco pilares, sobre los cuales descansa el edificio del Islam y no comprenden que la inobservancia de esta trae como consecuencia inevitable, el derrumbamiento de la fe, del modo de vida islámico y el fracaso y la perdición del ser humano.

La Oración no fue inventada por el hombre, ni constituye carga para él, ni es tributo o beneficio que este haga a Dios; de todos es sabido que si la humanidad entera dejase sus discrepancias y se reuniera para hacer la Oración, tal beneficio no alcanzaría a Dios, ya que El está por encima de todo y los actos del hombre ni le perjudican ni le benefician. La Oración es una bendición instaurada por Dios para beneficio del hombre; es éste último el que se beneficia con ella: La práctica regular de la Oración conlleva prosperidad y salva.

Dios, Alabado sea, nos dice en la Sura 23, aleya 1 y 2: “Por cierto, que prosperaran los creyentes que son sumisos en sus oraciones.”

Y el Profeta, la paz y las bendiciones de Dios sean con él, dijo: “Lo primero por lo que le hombre deberá rendir cuentas el día de la resurrección, será por la Oración. Si es valida, toda su obra lo es; si es defectuosa, toda su obra lo es.”

A quienes realizan correctamente sus oraciones, Dios les ilumina el corazón, les instruye el alma y les enseña la sumisión a él. La oración enraíza en el corazón la majestuosidad y grandeza de Dios.

Quien practica la Oración como se le mandó, Dios mismo le lleva por el camino recto. La Oración correcta es remedio eficaz para los males del corazón y de la corrupción del alma; es también luz que disipa las tinieblas del pecado y de la culpa.

Dios, Altísimo sea, nos ha dicho en el Sagrado Corán –Sura 29, aleya 45 “Ciertamente, la Oración preserva de la obscenidad y de lo ilícito y el recuerdo de Allah es mayor aún. Porque Allah Sabe lo que hacéis.”






EL HÁBITO DEL MUSULMAN

EL HABITO DEL MUSULMAN, ANTES QUE SU VESTIDO, LO ES SU COMPORTAMIENTO Y SU DESEO CONSTANTE DE AGRADAR A DIOS.

SI LE ESTUVIERA PERMITIDO OSTENTAR, OSTENTARIA COMO SU PRENDA MAS MERITORIA, SU SUMISIÓN A DIOS

SI LE ESTUVIERA PERMITIDO OSTENTAR, OBSTENTARIA COMO SU PRENDA MÁS VALIOSA, SU GENEROSIDAD, SU HUMILDAD, SU TOLERANCIA

lunes, 4 de octubre de 2010

Relatos Sobre el Profeta

RELATOS SOBRE EL PROFETA


HISTORIAS Y DICHOS DEL MENSAJERO
DE DIOS

Recopiladas y adaptadas
Por ibn Said Alkhouri



TEMAS ISLAMICOS

III

SERIE: DAWA PARA LAS AMERICAS

As Salam Alaikum wa Rahmatulahi
wa Barakatuhu

En el Nombre de Allah, el más clemente, el más misericordioso.

NO HAY MAS DIOS SALVO ALLAH Y MUHAMMAD ES SU SIERVO, SU ULTIMO PROFETA Y SU ULTIMO MENSAJERO

Los musulmanes Colombianos presentamos a los musulmanes y a los no musulmanes esta serie de folletos con documentos que hemos titulado Dawa para las Américas.

Les invitamos a utilizar todos los recursos de la red y hacer circular estos folletos para así cumplir con nuestro deber de dar a conocer el Islam en estas tierras.

CENTRO ISLAMICO DE SANTAFE DE BOGOTA D.C.
"Promoviendo la paz a traves del conocimiento autentico del Islam”



NOTAS DEL RECOPILADOR

La presente es una recopilación y adaptación de algunas historias y dichos de Muhammad, la paz y bendiciones de Dios sean con él. El objetivo buscado, si Dios nos lo permite, es dar a conocer a las gentes de habla hispana la vida y obra del último de los Profetas de Dios y sello de la profecía.
Muhammad, paz y bendiciones sean con él, ostentaba todas virtudes con las cuales se puede adornar un ser humano. Su modo de comportarse y sus enseñanzas son un ejemplo vivo a seguir. Siempre actuó buscando la complacencia de Dios y fue un fiel cumplidor de los mandatos divinos, tal como lo podremos apreciar en los diversos relatos que conforman esta obra. 
Quiera Dios que esta recopilación llegue a las gentes y por intermedio de la misma se conozca la vida y obra del último de los Profetas de Dios. Que Dios, Altísimo sea, nos conceda sus recompensas por este pequeño esfuerzo en la causa de Dios. Y guié a quienes tiene la oportunidad de leerlo por el camino de la salvación. 
Mis sinceros agradecimientos al hermano Abdel-Lah Hossein, de quien he tomado algunos de sus relatos expuestos en la red. Que Allah, lo recompense con lo mejor. 
ádedicado a la Comunidad Islámica de Colombia. En especial a mi querida esposa, quien ha tenido la paciencia suficiente para apoyarme y animarme a continuar en esta labor. Allah, la guíe siempre por el sendero recto y le conceda el éxito en esta vida y en la otra.

 

En el Nombre de Allah, el Clemente, el Misericordioso

EL ANUNCIO DE SU VENIDA Y SU MISION

La venida del Profeta del Islam, como Sello de la Profecía y portador del Sagrado Corán, Mensaje definitivo a la humanidad, era conocido por los creyentes de los tiempos anteriores, ya que fue anunciada por otros Profetas y Mensajeros que vinieron antes que él. Para corroborar esto, me permito dar algunos ejemplos.

En la Biblia, en el antiguo testamento, no obstante los cambios que el hombre le ha hecho, se puede leer:

“Yo les suscitaré de en medio de sus hermanos un profeta como tu, pondré en su boca mis palabras y él les comunicará todo cuanto yo mande” Deuteronomio 18:18

Estos versículos hablan de un profeta que sería suscitado de entre los hermanos de los hijos de Israel, ¿y quienes son esos hermanos de los hijos de Isaac, sino los hijos de Ismael, los árabes?

Además, Dios le dice a Moisés que tal profeta “será como tú” –como Moisés-, lo que solo puede interpretarse en el sentido de una similar jerarquía, en cuanto Profeta, conductor del pueblo y promulgador de una ley. Ninguno de los profetas de Israel, posteriores a Moisés, cumplió estos requisitos y además todos fueron descendientes de Isaac, o sea no podían ser tenidos como hermanos de los israelitas.

En cuanto a Jesús, el hijo de María, con ellos sea la paz de Dios, era de la casa de Israel por parte de su madre y no tuvo por misión cambiar la ley de Moisés, al respecto él mismo dijo: “No penséis que he venido para abrogar la ley o los profetas; no he venido para abrogar, sino para cumplir (Mateo, 5:17).

En cuanto a Muhammad, Profeta del Islam, éste cumplió estrictamente con los requisitos de esta profecía. Sus similitudes con Moisés, son asombrosas: Ambos tuvieron madre y padre y una muerte natural. Ambos edificaron una religión y un modo de vida, dejaron una escritura completa, gobernaron a sus pueblos, se casaron, formaron familias, emigraron con sus seguidores en busca de una tierra segura y conocieron en vida el triunfo de su causa. El versículo en mención dice, además, que tal profeta hablará “en mi nombre” – en el nombre de Dios-. Todos los capítulos del Sagrado Corán empiezan: En el nombre de Dios, El Clemente, El Misericordioso” y el Profeta siempre invocó a Dios cuando hablaba o iba a iniciar un asunto.

En el evangelio de Juan, capítulo 14, Jesús anuncia “Y yo rogaré al Padre y os dará un Paráclito para que este con vosotros para siempre, el espíritu de verdad, al que el mundo no puede recibir por que no le ve, ni le conoce… más el Paráclito os enseñará todas las cosas y os recordará todo lo que yo he dicho…Pero cuando venga el Paráclito, a quien yo os enviaré del padre, el espíritu de verdad que procede del Padre, él dará testimonio acerca de mí… Pero yo os digo la verdad: os conviene que yo me vaya, porque si no me fuese, el Paráclito no vendría a vosotros… Y cuando él venga, dará al mundo evidencias convincentes respeto al pecado, a la justicia y al juicio” (Juan 14: 16, 26; 15:26; 16: 7)

¿Quien es este Paráclito que el hijo de María, la paz sea con él, anuncia en los momentos finales de su misión? ¿Quien vino después suyo a establecer la justicia y a hablar la verdad sobre Jesús, sino Muhammad, el veraz, el muy alabado (Ahmad que en griego se dice Periclito), quien trajo una evidencia clara – El Corán- sobre el pecado, la justicia y el juicio.

Para las mentes abiertas, no hay duda que Jesús anunciaba a otro Profeta y nunca a un tercer Dios. Y ese otro Profeta que vino después de Jesús es, sin duda alguna, Muhammad, la paz de Dios sea con él.



Modelo y ejemplo para la humanidad

Dios, Alabado sea, nos dice en el Sagrado Corán:

“Os ha llegado un Enviado salido de entre vosotros. Le es penoso que sufráis, anhela vuestro bien; y es compasivo y clemente para con los creyentes.” -9:128

“El fue quien envió a Su mensajero con la guía y la verdadera religión, para hacerla prevalecer sobre todas las religiones, y Dios es suficiente testigo de ello.

“Muhammad es el mensajero de Dios, y quienes están con él son severos para con los incrédulos, pero compasivos entre sí. Les verás orando prosternados, anhelando la gracia de Dios y Su complacencia. En sus rostros están marcadas las huellas de la prosternación. Tal es su ejemplo en la Torá y su ejemplo en el evangelio; como simiente que retoña, se robustece, se desarrolla y se afirma en sus tallos; complace a los sembradores para irritar a los incrédulos. Dios prometió a los creyentes que practican el bien, indulgencia y una magnifica recompensa.”S. 48, aleyas 28 y 29.

“De la misma forma que hemos revelado a los Enviados anteriores, te hemos revelado a ti. Antes de la revelación no sabías que era el Qur’an, ni la fe. Hemos hecho el Qur’an, luz que guía a la gente, y tú a través de Qur’an llevas a la gente al camino recto.

“El camino de Dios, Quien posee lo que hay en los cielos y en la tierra. A El vuelven todas las cosas. S-42:52,53.

“El Profeta Muhammad es quien tiene más deber de socorrer a los creyentes. El tiene clemencia para con ellos más que ellos mismos con sus propias personas. Por eso tienen que amarle y obedecerle. S. 33:6

“Tenéis en el mensajero de Dios un gran ejemplo, para los que anhelan la misericordia de Dios, la dicha del último Día, y para los que recuerdan mucho a Dios en toda situación: dureza, prosperidad etc.” S.33:21




El sello de la Profecía

Se cuenta que Salman, el persa, en busca de sabiduría y de la guía correcta, viajó por varios lugares del mundo. Tuvo contacto con gentes piadosas, entre ellos muchos cristianos. Uno de estos hombres le había dicho que estaba a la espera de un nuevo Profeta, que aparecería en Arabia y emigraría de su ciudad a otra de abundantes palmeras, flaqueada por dos grandes extensiones de lava negra ya solidificada. Y le indicó que a ese Profeta se le podría distinguir por tres signos. El primero, él no comerá de lo que se de por limosna. El segundo, comerá de lo que se entregue por regalo y el tercero, entre sus dos omoplatos llevará el sello de la profecía.

Salman viaja a la península arábiga. Los caravaneros lo hacen prisionero y lo venden como esclavo a un judío de Iazrib - futura Medina- y fue llevado a esta ciudad. Cuando Salma llegó a la ciudad, se sorprendió al ver que era como la que le había descrito el cristiano que le habló del Profeta que estaba por venir. Llena de palmeras y entre dos grandes extensiones de lava solidificada.

En Iazrib oyó hablar de un hombre en Meca que se había declarado Profeta. Cuando supo de la llegada de Muhammad a la ciudad, se dirigió hasta él, llevaba consigo un puñado de dátiles. Se los entregó al Profeta y le dijo:

“Toma estos dátiles para ti y tus compañeros como limosna, pues veo que sois forasteros en este lugar.”

Muhammad repartió los dátiles entre los que le acompañaban y no comió de ellos. Salman observó atentamente lo que hacía el Profeta.

Al día siguiente Salman volvió ante el Profeta con más dátiles y se los entregó. Esta vez le dijo:

“Aceptad estos dátiles como regalo para vosotros”

El Profeta tomó los dátiles y los repartió entre sus compañeros y se quedó con unos cuantos, de los cuales comió. Salman estuvo atento a todos sus movimientos.

Días después, por los lados del cementerio de Baqi-al-garqa, a donde habían ido acompañando a un musulmán que había muerto, Salman se acercó a Muhammad para observarlo y ver si tenía la tercera señal. Rondaba al Profeta con tanta insistencia, que este se dio cuenta de sus intenciones y le dijo:

¿Acaso buscas el sello de la profecía?

Salman apenado, respondió que sí.

El Profeta, sobre él la paz, se desnudo el torso y Salman pudo ver el sello de la profecía entre sus dos omóplatos y comenzó a besarlo, a abrazarlo llorando. Entonces le contó su historia. El Profeta se volvió a sus compañeros y les dijo:

¡Oíd lo que relata Salman!

Todos los compañeros escucharon su historia y lo felicitaron por haber encontrado lo que buscaba. Desde ese momento Salman fue uno de los compañeros más cercanos al Profeta.




EL SUCESO DE TAIF

Desde el momento mismo en que el Ángel Gabriel le reveló por mandato de Dios, Altísimo sea, al Profeta (pbD) la primera aya, en la que se le ordenaba leer y recitar el Corán, él permaneció en Mekka dando a conocer el mensaje divino, poniendo todo su empeño y todas sus energías en invitar a las gentes al Islam. En esos años, solo unos pocos lo siguieron, la mayoría de los mequinenses lo atacaron duramente y sin tregua. El Profeta y los que le seguían, fueron objetos de burlas y amenazas. Algunos murieron y otros emigraron para salvar sus vidas.

Al año siguiente a la muerte de Abu Taleb, tío del Profeta y quien prestó valiosa ayuda a los musulmanes, los Quraichitas vieron el camino libre para atacar a quienes se negaban a adorar a sus ídolos y llamaban a adorar a un Dios Único.
Por ello recrudecieron las hostilidades en contra de Muhammad y los que le seguían; ante tal situación el Profeta partió hacía Taif, la segunda ciudad más grande de Hiyaz y dominio del clan de Banu Thaquif, para invitar a sus lideres y a sus gentes a someterse únicamente a Allah – Dios-. Al llegar a la ciudad visitó a los tres jefes principales, a cada uno por separado, y les dio a conocer el mensaje que Dios le había ordenado difundir entre los hombres.

Cuando Muhammad les dijo que Allah era El Creador, el Dios Único y que solo El – Allah- merecía ser adorado, los líderes se enfurecieron y se negaron seguirlo escuchando, rompiendo así la regla de oro de los árabes en cuestión de hospitalidad, le trataron de manera descortés y grosera. En vez de aceptar el mensaje prefirieron seguir adorando las piedras y estatuas de su ciudad. Uno de ellos, mofándose, le gritó:

¡Hey, Allah te ha hecho Profeta!

El otro, le dijo despectivamente:

¡Allah no pudo encontrar a otro sino a ti para hacerte Profeta ¡

El tercero le dijo:

“Yo no quiero hablar contigo, porque si realmente eres un profeta, oponerme a ti es causar problemas, y si tu sólo pretendes ser un profeta ¿Porque tendría que hablar con un impostor?

Los tres coincidieron en hacerle saber al Profeta que su permanencia en la ciudad no era del agrado de ellos y que deseaban la abandonase prontamente.

A Muhammad, una roca en firmeza y perseverancia, no lo desanimó el trato recibido y buscó a las gentes sencillas para invitarlas al Islam, pero estas tampoco lo escucharon. Nadie le quería oír, estaban engañados y además amenazados por sus jefes y solo repetían lo que estos le habían mandado a decir:

“Que no lo querían en la ciudad, que se fuese”

El Profeta comprendió que cualquier esfuerzo sería en vano y se dispuso abandonar la ciudad. Los idolatras le siguieron y le silbaban, le gritaban obscenidades, se burlaban de él y le apedrearon. Su cuerpo, maltrecho por los golpes recibidos, se baño en sangre, al igual que sus ropas y zapatos. Sólo un esclavo creyente en Jesús, el hijo de María, le tuvo compasión y le regaló un racimo de uvas.

En tan desastrosa condición salió de la ciudad y lejos ya del alcance de sus agresores suplicó al Creador en los siguientes términos.

“! Pido refugio en tu luz, la cual ilumina los cielos y dispersa toda clase de oscuridad y la cual controla todos los asuntos de este mundo y del otro. Ojalá no llegue a ocasionar tu ira hacía mí, o que estés disgustado conmigo. Tengo que eliminar la causa de tu disgusto hasta que estés complacido. No hay fuerza ni poder sino en ti.¡

Al terminar su plegaria el Ángel Gabriel se apareció ante el Profeta, lo saludo con el saludo del Islam- Assalamu Alaikon – y le dijo:

“Allah sabe todo lo que ha pasado entre esa gente y tu. El ha delegado al ángel encargado de las montañas para acatar cualquier orden tuya”, acto seguido el ángel en cuestión se presentó al Profeta y le dijo:

“OH Profeta de Dios, estoy a tu servicio, si tu deseas, puedo causar que las montañas más elevadas de Taif choquen entre sí para que las gentes de ese pueblo queden trituradas ó puedes sugerirme cualquier otro castigo para ellos.”

El noble profeta le contestó:

“Aun si la gente no acepta el Islam, tengo esperanzas en Dios que habrá entre sus descendientes quienes adoren a Allah y sirvan a su causa”.


¿Quien de ellos debe ser el primero?

Llegó un día un hombre ante el profeta, se le veía muy preocupado, lo saludó con el saludo del Islam y se sentó a su lado, acto seguido dijo:

-Dime, OH Profeta, tengo muchos parientes y muchos amigos a los que amo y a los que deseo cuidar y ayudar. Pero a menudo me resulta difícil decidir quien de ellos tiene mayor derecho sobre mí. ¿Quien de ellos debe ser el primero?

El Profeta Muhammad ( PBD) le respondió:

-Tu madre debe ser la primera, antes que ningún otro.

El hombre sonrió complacido, pero como tenía otros muchos parientes y amigos en quienes pensar, preguntó:

Y después de mi madre ¿Quien tiene mayor derecho sobre mí?

El Profeta, volvió a responderle:

“ !Tu madre¡”

El hombre frunció el seño y se dijo, habré escuchado bien, porque se está repitiendo Muhammad, o será que no he preguntado bien, así que repitió nuevamente su pregunta, dijo:

Lo que quiero saber es, después de mi madre, ¿Quién tiene el mayor derecho sobre mí?

Otra vez, Muhammad pronunció las mismas palabras:

Tu madre, tu madre, tu madre.

El Profeta lo había repetido tres veces.

El hombre comprendió entonces que el Profeta le estaba resaltando lo importante que eran los deberes de un hijo hacía su madre. Pero aún así, pensó ¿que hay de todos los demás a los que quiero y deseo cuidar? Y volvió a preguntar:

Y después de cumplir con mis deberes hacía mi madre ¿Quien viene después de ella? ¿Existe alguien aparte de ella?

El Profeta le respondió:

Después de tu madre, tu padre.

Y después. Preguntó el hombre.

Tus parientes cercanos. Le dijo el Profeta.

El hombre se despidió lleno de alegría y se repetía así mismo: Debo cuidar a mi madre antes que a nadie y después a mi padre y luego a mis hijos, abuelos, hermanos y hermanas y a los demás parientes.




EL PROFETA Y EL BEDUINO

Muhammad, la paz y bendiciones de Dios, sean con él, disfrutaba de la compañía de los niños. Se sentaba a hablar con grupos de ellos. Les contaba historias, les hacía bromas, les daba palmaditas en la cabeza y les besaba.

Los niños vivían encantados con el amor que recibían del profeta y buscaban su compañía. Los más pequeños anhelaban estar a su lado: El los alzaba y cuando llegaba la temporada de dátiles, les daba los primeros frutos a ellos.

Uno de esos días, pasó un beduino y se sorprendió al ver al Profeta rodeado de niños felices y sonrientes, no podía creer lo que sus ojos veían. El enviado de Dios con niños que ni siquiera eran sus hijos, dejándose tocar por estos y lo que es peor aún, pensaba, besándolos.

El beduino se acercó al Profeta y le dijo:

“Yo tengo diez hijos, pero nunca he besado a ninguno de ellos y como es que besas a los que no son nada tuyo.”

El Profeta se entristeció por lo que acababa de escuchar. Tal era la dureza del corazón de ese hombre, que no era capaz de mostrarles cariño a sus hijos. El beduino no sabía que amar y cuidar a los seres queridos y, en especial, a los niños era una bendición de Dios. El Profeta quería ayudar a este hombre pero sabía que existía un gran obstáculo en el camino.

“Como puedo ayudarte yo – le dijo el Profeta- si Dios ha quitado de tu corazón todo el amor y la amabilidad” y le aconsejó que fuera amable y no le diera miedo de mostrar su amor por sus hijos y por los demás y que suplicara a Dios sanara su corazón.




EL MERCENARIO QUE QUERIA MATAR AL PROFETA

Los Quraish, en su intento por matar al Profeta (PBD), contrataron de entre los de Mekka a un mercenario. Este se equipo para no fallar, untó su espada con un veneno mortífero. Pensaba matarlo de un solo golpe, si la herida no lo hacia, el efecto del veneno lo haría.

La noticia voló con el viento. Cuando el mercenario se acercaba a Medina, en las afueras de la ciudad, fue detenido por musulmanes; lo apresaron, lo amarraron y esperaron a la llegada del profeta (paz y bendiciones).

Muhammad (PBD) fue informado de lo ocurrido y se traslado hasta donde estaba el mercenario. Lo tenían en pleno sol y amarrado.

El profeta preguntó a sus compañeros:

¿Le habéis dado de comer?
¿Le habéis dado de beber?
¿Porque lo habéis puesto en el sol?
¿Porque lo habéis amarrado?

Luego les informó a estos que ese hombre, aun cuando estaba detenido, tenía sus derechos. Ordenó lo soltasen y le dieran de comer y de beber y después de ello le informaran para hablar con él.

Al rato el profeta volvió ante el detenido y empezó a hablar con él y a preguntarle porque quería matarle. El mercenario le explicó que lo habían contratado para asesinarlo ya que él –Muhammad- había dividido a familias y enfrentado a padres e hijos, y rechazaba los 360 ídolos de Meca, a los que quería cambiar por un solo dios.  
Y el profeta le explicó que Allah lo eligió como profeta y su misión era transmitir el mensaje y le explicó lo que enseñaba el Islam. Estuvo largo tiempo explicándole la creencia y mandamientos del Islam.

Al mercenario se le veía desconcertado, no podía entender por que ese hombre, a quien llamaban el profeta, tenía todos esos buenos gestos con él y esa gran amabilidad. Pensaba para sí: “Cuando todos querían matarme, este hombre no solo me ha salvado, si no que ha ordenado me traten bien y me den de comer y de beber.”

Cuando terminaron de hablar el profeta le invitó a abrazar el Islam, y le hizo saber que en todo caso lo iba a dejar libre, con la condición de que no volviese a enfrentase a los musulmanes.

Y le invitaba a no luchar mas contra el Islam, lo que el mercenario aceptó y le dijo al profeta que no quería hacerse musulmán, que quería seguir siendo lo que era.

El hombre fue dejado libre y se le permitió abandonar Medina. Los compañeros del profeta le preguntaron a éste, porque había dejado libre a ese hombre, que no se lo merecía ya que quería matarlo.

El profeta les dijo que el mercenario antes no sabía quien era Muhammad y ahora lo sabía.

Al día siguiente, las gentes de Medina, se asombraron; el hombre que el día anterior había sido capturado porque quería matar al profeta y se le había permitido marcharse, estaba de regreso.

Los musulmanes se sorprendieron y pronto lo rodearon e interrogaron que para qué había vuelto, que cuales eran sus intenciones. Toda Medina se agolpó a su alrededor.

Y cuando todos estuvieron allí, el hombre levantó el dedo e hizo la Shahada. Dijo, “ Atestiguó que solo hay un Dios – Allah- y Muhammad es el Mensajero de Allah.”

Los que antes lo habían detenido y no le habían dado de comer ni de beber y que deseaban matarlo, se volvieron hacía él contentos y encantados porque había aceptado ser musulmán.

Uno de los ansar de Medina, lo interrogó porque se había ido el día anterior y luego volvió; porqué no hizo la Shahada antes y esperó hasta volver para reconocerse musulmán?

El hombre les dijo:

“Quería comprobar y demostrar que quería ser musulmán siendo libre; si hubiese elegido ser musulmán en Medina, se me habría dicho que me hice musulmán por miedo a no morir. Por ello siendo libre de volver a la Mekka y de seguir siendo lo que era, estando libre decidí sin coacciones de ningún tipo ser musulmán, y ahora todos me considerareis que me hice musulmán por voluntad propia, porque tuve la elección de volver a la Mekka, pero decidí volver a Medina para hacerme musulmán. Lo que me demostró vuestro profeta, con su humildad, educación, saber y nobleza, todo esto que vi en vuestro profeta fue lo que me hizo aceptar el Islam y, ahora gracias a Allah y al Profeta, soy musulmán In sha Allah.

Cuando llegaron las noticias al Profeta éste se alegro, porque otra persona más se había hecho musulmana gracias a Allah.





TODOS NACEMOS MUSULMANES

Se encontraba el Profeta, la paz y bendiciones de Dios sean con él, reunido con un grupo de sus compañeros, les hablaba de Allah y de sus mandatos, como era su costumbre. Les dijo:

"Todo ser humano nace con su Naturaleza original intacta, y son sus padres los que lo hacen judío, cristiano o politeísta".

A lo cual uno de los presentes anotó:

"... o musulmán".

Y el Profeta (S.A.S.) contestó:

"No, pues el Islam es el estado natural del ser humano".




HECHOS PRODIGIOSOS EN LA VIDA DEL PROFETA

Fueron muchos los hechos prodigiosos en vida del profeta, aquí expondremos tres de ellos.

I
Después de haber dejado Mekka rumbo a Iazrib, el Profeta hizo un alto en la tienda Umm Maabad y solicitó algo de leche para mitigar su hambre y su sed. Umm Maaba.d apenado se excusó de no tener nada que darle, su única oveja no tenía leche, sus ubres hacía tiempo se habían secado.

El Profeta pidió ser llevado hasta donde la oveja y se le acercó, le acarició las ubres. Al instante estas se llenaron de leche y todos los presentes pudieron beber hasta hartarse.

II
En los tiempos de escasez, los hombres de Medina, se reunieron en torno al Profeta, buscaban una solución a las dificultades que estaban atravesando y al hambre que los agobiaba. El Profeta los escuchó y luego se dirigió a la casa de uno de los ansares – gentes de Medina que les prestaban auxilio- donde había sido invitado a comer. Los demás lo siguieron.

Al llegar no hallaron sino un pequeño cordero, algo de caldo y un poco de pan. El dueño de casa se preocupó, no esperaba tanta gente, esa poca comida no alcazaba sino para unos pocos.

El Profeta, la paz y bendiciones de Dios sean con él, dijo “En el nombre de Dios, El Clemente, El misericordioso” y desmenuzó con sus propias manos la comida. Cuando hubo terminado pidió al hombre llamara a todos para que se acercaran a la mesa, la que estaba dispuesta de diez en diez.

Todos fueron pasando a comer. En total seiscientos hombres. Los que al final quedaron satisfecho.

III
En otra ocasión, en la que hambre era tal que tenían que apretarse los cinturones, para encoger sus estómagos y no sentirla, Abu Huraira quiso llamar la atención de los otros compañeros, como Abu Baker y Umar para hacerles saber la penosa situación por la que estaban pasando. Pero nadie se dio por enterado, todos sentían lo mismo. Hasta que el Profeta quien, enterado de la situación, lo invitó a acompañarle y le dijo que invitara a la gente de al-saffa - eran más de cien-.

Llegaron a casa del Profeta, en ella no había más que un cuenco con leche. No obstante esto Muhammad le ordenó a Abu Huraira: “!Da de beber a tus hermanos!”. Este así lo hizo. Cada vez que un hombre bebía y bebía hasta quedar satisfecho, Abu Huraira miraba el cuenco y lo hallaba siempre lleno.

Cuando todo el grupo hubo bebido, el Profeta se dirigió a Abu Huraira y le dijo: ¡Bebe¡ Y este bebió y volvió a beber tras una nueva indicación del Profeta. Y así, una y otra vez, hasta tener que exclamar: ¡ Por aquel que te ha enviado con la verdad, que no hallo conducto para lo que queda”.





La crueldad en contra del Profeta

Los incrédulos de Mekka se esforzaban en inventarse maneras para fastidiar y agredir al Profeta y a todos los que se atrevían a seguirlo. Comenzaron con la adulación y el ofrecimiento de grandes riquezas y hasta el poder y terminaron agrediéndolo físicamente y urdiendo planes para asesinarlo.

En cierta ocasión Muhammad, se encontraba en la mezquita de la Cabaa, se hallaba prosternado, alabando y suplicándole a Dios, estaba sin sus compañeros, oportunidad que fue aprovechada por un grupo de idolatras, entre ellos un tal Oqba, hijo de abu Muit, los que comenzaron a insultarlo. El Profeta seguía impávido con su cabeza sobre el suelo, era como si no escuchara a sus agresores. Esto los enfureció y el tal Oqba, Salió y consiguió un feto de camello, recién abortado, todo ensangrentado y soltando líquidos, y lo lanzó sobre el cuello del Profeta, que aún continuaba prosternado.

Muhammad no levantó siquiera la cabeza. Alguien aviso a su hija Fátima de lo que acontecía y ella rápidamente se hizo presente, preocupada y llorando se acercó a su padre y le quitó el feto de encima y lo ayudó a levantarse. Lo llevó hasta su casa donde le limpió la suciedad.

Este tal Oqba, en otra ocasión, en la misma Cabba y estando el Profeta orando, igualmente,lo tomó del cuello y lo quiso ahorcar. Abu Baker, quien se encontraba presente en esta oportunidad, intervino y empujo a Oqba y le dijo:

“Quieres matar a un hombre sólo porque dice que Dios es su señor”





PALABRAS FINALES

Todo musulmán debe tomar nota de estas historias, en ellas vemos el buen comportamiento del Profeta, la paz de Dios sea con él. Su educación, proceder y generosidad.

La mejor forma de hacer dawah (predicación) es dando uno ejemplo con un buen proceder y una buena educación antes que hablando y transmitiendo un montón de mandamientos.

Muchos se hicieron musulmanes porque vieron con sus ojos y sintieron en sí mismos, el modo de vida enseñado por el Islam; no sólo escucharon palabras sino que vieron en la práctica como se comportaba el Profeta, la paz y bendiciones de Dios sean con él. Su dicho concordaba con sus actos. Practica que siguieron los compañeros y los piadosos que les siguieron, que Dios esté complacido de ellos.

Por lo anterior os animamos a que seamos rectos educados y tengamos buen carácter con todo el mundo ya sean musulmanes o de otra confesión, porque al ser educados y al tener buen carácter también se está predicando el Islam y la mejor forma de hacerlo es con el ejemplo como hizo el profeta.





TEXTOS CONSULTADOS Y DE DONDE SE TOMARON ESTAS HISTORIAS

1.- Muhammad. El hombre ante quien la Historia se puso de pie. Muhammad Kamal Mostaza y Nicolas Roser Nebot.

2.- La luz de la eternidad. Ya’far Suban

3.- El paso hacía el paraíso. El-Iman Nawawi
Selección y Prologo M.M. Al-Azami – Ahmed M. Safí-

4.- Selección de libros infantiles publicadas por el Centro Islámico de España.

5.- Relatos de Abdel-Lah Hossein expuestos a través de la red.

6.- Muhammad- Profeta de Dios – Alvaro Machordom Comins

7.- Biografía del Profeta Muhammad.- Tomo 1. Sehj Elsaly Abdel Aziz.

QUE LA PAZ Y BENDICIONES DE DIOS SEA CON TODOS NOSOTROS.

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PROMOVEMOS LA PAZ DIFUNDIENDO EL ISLAM 
CENTRO ISLAMICO DE COLOMBIA
MEZQUITA ESTAMBUL DE BOGOTA
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sábado, 3 de octubre de 2009

Muhammad, Profeta de Dios

MUHAMMAD, PROFETA DE DIOS

ALLAH, EL ALTISIMO, ENVIO A LOS HOMBRES CIENTOS DE PROFETAS, SE ELLOS SE CONOCE EL NOMBRE DE ALGUNOS: ADAN, NOE, ABRAHAM,ISACC, ISMAEL, JOSE, MOISES, JESUS Y EL ÚLTIMO DE LOS PROFETA MUHAMMAD. TODOS, SIN EXCEPCION ENSEÑARON QUE SOLO HAY UN DIOS, UNO Y ETERNO, QUE NO HA ENGENDRADO NI HA SIDO ENGENDRADO, AL QUE TODOS DEBEMOS SOMETERNOS.



Muhammad Profeta de Dios
Entre los profetas que Dios ha enviado a la humanidad, el único que tiene una biografía que ha sido conservada es el profeta Muhammad, la suya es un relato completo de su vida, de sus palabras y sus instrucciones. El profeta Muhammad nació en la Meca en el año 570 de la era cristiana, a las 9 AM. un lunes 12 de Rabi I, 29 de abril. Su padre, Abdulah, murió poco antes de su nacimiento; su madre, Amina, por ser muy pobre, buscó ayuda y refugio con AbdulMuttalib, abuelo de Muhammad, quien era muy generoso , pero estaba arruinado. La situación era muy difícil para la madre y su hijo .
Amina no pudo alimentar a su hijo más que unas pocas semanas, pues su pecho se secó y tuvo que buscar una nodriza beduina de nombre Halima bint Zu´aib, quien era muy pobre y vivía en un valle del desierto; pero desde el momento en que tomó al niño, les llegó la lluvia y crecieron los pastos trayéndoles bienestar. Los beduinos decían que Muhammad tenía Baraka, bendición.
Al cumplir los cinco años de edad, Amina, la madre de Muhammad lo reclama, añorando a su hijo; y Halima, aunque triste, comprende y lo entrega a su madre. Al poco tiempo su madre Amina cae enferma y muere, quedando Muhammad huérfano de padre y madre a los seis años. Su abuelo, Abdulmutta-lib, se queda con el niño, pero al cumplir Muhammad los ocho años, su abuelo y primer tutor también fallece, quedando el niño nuevamente solo.
Su tío, Abu Tálib, le recibió en su casa, pero también era muy pobre y tenia una familia muy numerosa. Muhammad tuvo que trabajar para ayudar al mantenimiento de la familia, como pastor, dependiente de comercio, aguador, recadero y ayudante en las caravanas.
Muhammad no mintió nunca. Su gente era testigo de su lealtad; incluso sus peores enemigos no le acusan de haber proferido una mentira en toda su vida. Habló cortésmente, nunca empleo un lenguaje obsceno. Su personalidad y modales eran encantadores; en sus relaciones con sus semejantes siempre siguió los preceptos de justicia. Nunca engañó a nadie en el comercio; la comunidad entera le llamaban Amín (el sincero y digno de confianza); incluso sus enemigos le depositaban sus bienes para tenerlos en seguridad.
El pueblo donde vivía consideraba la embriaguez y el juego como virtudes, pero Muhammad no bebió jamás, ni jugó juegos de azar. Aunque su pueblo era idólatra, Muhammad siempre tuvo un alma pura sabiendo que nada en los cielos y la tierra es digno de adoración salvo el único y verdadero Dios, y que ninguna imagen puede ser el Dios Omnisapiente y Omnipotente. Así pues, Muhammad no se inclinaba ante ninguna criatura y no participaba de las ofrendas hechas a los ídolos.
En el año 595, era cristiana, Muhammad , de 25 años de edad, se casa con Jadiya, quien tenía 40 años y le dió seis hijos.
LA KAABA
En la Meca se encuentra la Kaaba, el altar que el profeta Abraham (PBSE) y su hijo Ismael (PBSE) levantaron para adorar a Dios. En la época del profeta Muhammad llegaban a la Kaaba muchas tribus y cada una traía un dios diferente, un ídolo diferente, que era colocado en la Kaaba para ser adorado, llegando a más de 360 dioses e imágenes. Esto hacía de la Meca una ciudad con mucho peregrinaje y comercio, que eran explotados por los gobernantes de la ciudad.
LA PRIMERA REVELACIÓN
La revelación de Dios llegó a Muhammad cuando éste tenía 40 años de edad. Estando en uno de sus frecuentes retiros y me-ditaciones en la cueva de Hirá, le sucedió algo que cambiaría la historia de la humanidad.
Una de las últimas noches del mes de Ramadán, Muhammad ve como una luz intensa penetra la cueva y escucha una voz que le dice:
"Lee", Muhammad responde: "No se leer". La aparición le ordena: "Lee", Muhammad responde nuevamente: "No se leer", y la luz le dice: "Lee en el nombre de tu Señor, el que creó; creó al hombre de un espermatozoide. ¡Lee! tu Señor es el más Generoso, que ha enseñado al hombre lo que no sabía." (Corán 96:1-5)
Después de esto, Muhammad siente que el mensaje le queda grabado en el corazón y la memoria. Cuando salía de la cueva oyó una voz procedente del cielo que le dijo: "Oh Muhammad, tu eres el profeta de Dios, yo soy el ángel Gabriel." Muhammad levantó los ojos y vio la figura del ángel, que ,radiante, le seguía donde quiera que fijaba la vista. Las revelaciones llegan al profeta a través del Arcángel Gabriel y descienden en los momentos más inesperados: cuando Dios lo dispone. Durante los siguientes 23 años, Dios revela a Muhammad los mensajes que contienen las enseñanzas del Islam y se encuentran en el Sagrado Corán. La característica principal del Islam es que no admite separación alguna entre los asuntos de la vida terrena y los asuntos de la vida espiritual. No se limita sólo a purificar la parte espiritual del hombre sino que su dominio se extiende al orden social, político, moral, económico, etc. Sin que nada se escape al veredicto de Dios en la forma de vida islámica.
LA PRÉDICA DEL ISLAM EN LA MECA
Cuando Dios el Todopoderoso ordena a Muhammad que divulgue el Islam, éste congrega a su gente en la colina de Safa y les dice: "¿Os gustaría vencer a vuestro mayor enemigo?" La multitud preguntó: "¿Quién es y donde está ese enemigo?". Muhammad contestó: "El enemigo sois vosotros mismos y se esconde en vuestro corazón, boca y mente...está en vuestro corazón, pues adoráis a falsos dioses; y en vuestras mentes, pues sois idólatras, y en vuestras palabras, porque alabáis a fetiches, imágenes y objetos inanimados. Dios es único y no tiene intermediarios, mediadores ni copartícipes. Si Les adoráis y cumplís con Sus ritos y creencias, yo os ofrezco en Su nombre las bendiciones de este mundo y las delicias del paraíso. Volved al camino recto. Glorificad a Dios, Creador de los Mundos, Señor del Día del Juicio Final".
La gente se sorprendió mucho al oír estas palabras, pues creían en muchos dioses y adoraban a los más de 360 dioses e imágenes en la Kaaba. Adorar a un solo Dios Omnipotente y Omnipresente significaba acabar con sus dioses y cambiar su forma de vida. Si se sometían a Dios tenían que dejar sus pasiones, vicios y corrupción, que los gobernantes de La Meca explotaban. Abu Sufián lidera la oposición al profeta y llama a Abu Tálib para que acalle a su sobrino, porque pretendió "prohibir el culto de los dioses que nuestros padres adoraban" y añade:
"Le declararemos la guerra si no le haces callar. Dile que le daremos riqueza, poder y oro; lo que pida." Abu Tálib cuenta esto a su sobrino Muhammad y este responde: "¡Oh tío mío! ¡Cuán grato sería complacerte! Pero, por Dios, aunque me pongan el sol en mi derecha y la luna en mi izquierda para que deje el mensaje de Dios no lo dejaré, aunque me cueste la vida".
Ante la negativa del profeta, se inició una fiera persecución en contra de los musulmanes; fueron torturados, asesinados y desterrados; se emplearon los medios más radicales y más violentos. Abu Sufián afirmaba: "Cualquier medio es lícito, ante la imperiosa necesidad de acallar a quien habla mal de los dioses de nuestros antepasados..."
Los habitantes de la Meca, idólatras y materialistas, no podían admitir las prédicas del profeta, que cambiarían un sistema de vida al cual no quieren renunciar. Las ideas de Muhammad les eran inadmisibles por dos razones. Una moral: aceptar que sus padres y antepasados adoraban a dioses falsos, ídolos e imágenes; esto implicaba una censura y un castigo eterno, lo que destruiría la gloriosa imagen de sus antepasados. Otra de tipo económico: La Meca no tiene industrias ni zonas agrícolas, ni minerales ni artesanías; toda la economía se basa en los peregrinos y las caravanas, trayendo los vicios, la bebida alcohólica, la prostitución y la usura, que eran bien explotados y beneficiaban a los gobernantes de la Meca.
Cuando Muhammad intentaba predicar, una turba de asalariados de Abu Sufián cubría su voz con gritos y cantos obscenos; por las noches dejaban basura y restos de carroña en su puerta. No le podían matar por temor a la venganza de su tribu, que era muy influyente.
Una tarde, cuando el profeta rezaba, Abu Yahl, cubre su cabeza con el estómago de un camello, lleno de sangre y excrementos; Ruqaiya, la hija de Muhammad, corta las ataduras salva a su padre de la asfixia. Lleno de sangre e inmundicias, el profeta dijo: "Vamos a casa, debo cumplir con la oración, el más sagrado y reconfortante de los deberes."
Muhammad envía un grupo de musulmanes a refugiarse en Abisinia, gobernada por el Negus, un rey cristiano. Este los recibe fraternalmente, porque los fundamentos de la religión islámica no varían mucho de la religión cristiana monoteísta. Los enemigos del profeta en la Meca enviaron emisarios y presentes valiosos para que se les entregue los "rebeldes fugitivos", pero el rey, conocedor de la religión islámica, que tanto respeto muestra por Jesús y María, les dijo después de trazar una línea en el suelo: "La diferencia entre su religión y la nuestra es menor que esta línea, recoged vuestros presentes, los musulmanes son mis huéspedes y se pueden quedar el tiempo que quieran".
Los musulmanes que quedaron en la Meca, fueron torturados o muertos, casi todos perdieron sus bienes, como Suhaib Arrumi. Los camellos de sus caravanas se contaban en centenares y poseía una de las villas más suntuosas en Taif, aún así prefirió renunciar a sus bienes antes que abandonar la fe islámica.
PRIMERA MEZQUITA DEL ISLAM
Los musulmanes emigraron finalmente a Medina, donde fueron acogidos por sus nuevos hermanos de fe; el profeta fue el último en dejar la Meca, a pesar del gran riesgo que le significaba. Una vez llegado a Medina empezó la construcción de la primera mezquita del Islam. El profeta trabaja como albañil durante varias horas al día, y ya no es joven, pues ya pasó de los cincuenta años. Piensa que cualquier trabajo es digno, pero la construcción de una casa para adorar a Dios es algo realmente meritorio y se siente muy feliz de hacerlo. Para llamar a la oración se elige la voz humana; el muecín llama a los creyentes a la oración, a la felicidad , la recompensa y el éxito en ésta vida y en la otra por venir.
En Medina se forma el primer Estado Islámico, y Muhammad hace las veces de gobernante y juez, además de Jefe militar en las campañas, la situación fue bastante difícil al principio, pero ,con mucha paciencia y devoción , los musulmanes soportan los ataques de los idólatras de la Meca y las intrigas de los hipócritas y judíos de Medina.
El profeta se dirigía a los musulmanes de pie, recitándoles las suras del Corán, que hablan de la unicidad de Dios, de Su magnificencia, Su justicia y misericordia. El profeta ordena a los musulmanes practicar la caridad , la cual tiene matices muy variados - La sonrisa frente a un hermano desconsolado es caridad - Dar agua al sediento es caridad - Orientar al que anda perdido es caridad - guiar a un ciego es caridad - Hacer compañía al solitario es caridad - Hospedar al viajero es caridad. También enseña que no es un creyente quien se acuesta con el estómago lleno mientras sus vecinos pasan hambre.
EL ÚLTIMO MENSAJE
Después de varias batallas y la entrada de multitud de pueblos en el Islam, los musulmanes lograron entrar en la Meca victoriosos, y sin derramar sangre. Limpiaron la Kaaba de todos los ídolos a los que se rendía culto y entonces rezaron al Dios Único, el Clemente, el Misericordioso, Dueño y Creador de los mundos.
El profeta se siente muy feliz de volver a su ciudad natal, pero su lugar está ahora junto a los musulmanes en Medina, la capital del primer Estado Islámico, fundado con la premisa de practicar el bien y prohibir el mal, adorar solo a Dios, el Único.
El profeta volvería a la Meca un poco antes de morir, en la llamada "Peregrinación de la Despedida". Allí, ante alrededor de cien mil personas, recuerda a los fieles el cumplimiento de los preceptos islámicos: Queda prohibido el adulterio, la prostitución y las obscenidades - Queda prohibido el asesinato, el falso testimonio, el robo, la usurpación, el pillaje - Queda prohibida la usura y la calumnia. todos los asuntos de la nueva nación quedan reglamentados: La tenencia de tierra, el uso del agua, la propiedad privada, el tráfico comercial, los tributos legales y las relaciones internacionales. El profeta les dice: "Sed testigos que cumplí con la misión y os hice llegar el mensaje, sed testigos." les recomienda: Cuidar de los bienes de los huérfanos, ser considerados con las viudas y los ancianos, generosos con los necesitados, respetuosos con las mujeres; ser recatados en el lenguaje y la forma de vestir, ser justos ante todo y no olvidar que los creyentes son hermanos. Todos los hombres son iguales, excepto en el temor y la adoración de Dios. Todos los musulmanes integran, en igualdad de derechos, la Umma (Comunidad Islámica).
Después de esto retorna a Medina y empieza a debilitarse. Ya se había completado la revelación divina y él cumplió con la divulgación de su mensaje, la historia no sería igual después de él, el Sello que cerró la larga lista de profetas de Dios. Se iba dejando una generación de creyentes que llevarían el mensaje de la adoración de Dios, el Único,(el Monoteísmo) por todo el mundo, trayendo luz y salvación para la humanidad. "Procurad la ciencia, aunque sea en la China" les dijo. Había nacido la civilización islámica.
A los 63 años de edad, el 12 de Rabi I del año 11 de la Hégira (632 EC), murió el Profeta - La Paz y Bendiciones de Dios sean con él - Mientras le sobrevenía la muerte no dejaba de aconsejar a su gente: "No hagáis de mi tumba objeto de adoración, como lo hicieron las gentes anteriores con sus profetas... Sed asiduos a la oración." Desde ese día, este hombre extraordinario que, como mínimo, estuvo a la altura de los más grandes profetas, estadistas, guerreros, teólogos, legisladores, oradores y filósofos, reposa en Medina, en el lugar donde le sobrevino la muerte. Solo cien años después de su deceso, el mensaje del Islam llegaba a Francia y España en Occidente y a China en el Oriente. (Hoy, sus seguidores suman más de mil cuatrocientos millones de personas en todos los países del mundo y el Islam es la religión de más crecimiento en la tierra.)
Los musulmanes no adoran a ningún profeta, sino que siguen a todos los mensajeros y profetas en la adoración exclusiva de Dios, el Único, el Todopoderoso.
Musulmán: Es quien se somete a Dios y cumple con Sus leyes, puede ser de cualquier nacionalidad.
Árabe: No es igual que Musulmán, el árabe se refiere a un idioma y una raza, la raza árabe profesa diferentes religiónes, aunque en su mayoría son musulmanes.
Muhammad y su auténtica Profecía.
Si comparamos la vida de Muhammad ( la paz y las bendiciones de Dios sean co él ) antes de su misión como profeta con su vida después de que comenzó su misión, concluiremos que es irracional pensar que Muhammad (PBSE) era un falso profeta; que pretendía la profecía para obtener ganancias materiales, grandeza, gloria, o poder.
Antes de empezar su misión como profeta, Muhammad (PBSE) no tenía problemas financieros. Como un exitoso y respetado mercader Muhammad (PBSE) tenía un satisfactorio y confortable ingreso. Después de su misión; y por causa de la misma, su situación económica empeoró drásticamente. Para clarificar esto un poco más, revisemos los siguientes textos sobre de su vida.
Aa'isha, la esposa de Muhammad (PBSE), dijo dirigiéndose a su sobrino : "Oh sobrino mío, a veces pasaban dos meses sin que se encendiera un fuego (para cocinar la comida) en las casas del Profeta (PBSE)". Su sobrino le pregunto: “Oh tía, ¿qué los sostuvo entonces?", ella dijo: " El agua y los dátiles, pero el profeta (PBSE) tenía algunos vecinos de entre los Ansar quienes tenían camellos que le proporcionaran leche y solían mandarle al Profeta PBSE) algo de su leche. »
Say' Ibn Sa'ad, uno de los compañeros de Muhammad (PBSE), dijo: “El profeta de Dios (PBSE) no volvió a ver (comer) pan hecho con harina fina desde que fuera comisionado como Profeta hasta el día en que murió.”
Aa’isha la esposa de Muhammad (PBSE), dijo;
"El catre sobre el que el Profeta (PBSE) dormía estaba hecho de cuero rellenado con fibra de hojas de dátiles.”
Amr Ibn Al Hariz, uno de los compañeros del profeta (PBSE) dijo que cuando el profeta (PBSE) murió no dejó dinero o cosa alguna, excepto su mula blanca sobre la que montaba sus armas y un pedazo de terreno que dio a la caridad. Muhammad (PBSE) vivió esta vida difícil hasta el día en que murió a pesar de que el tesoro de los musulmanes estaba bajo su disposición, la mayor parte de la península arábiga ya era musulmána antes de que muriera y los musulmanes fueron victoriosos dieciocho años después del comienzo de su misión. ¿Será posible que Muhammad (PBSE) hubiera pretendido ser profeta para conseguir estatus, grandeza y poder? El deseo de tener poder y status está usualmente asociado con la buena comida, la ropa fina, palacios monumentales, guardias a su servicio y la autoridad indisputable. ¿Acaso alguno de estos parámetros se puede aplicar a Muhammad (PBSE)? Unos cuantos vistazos a su vida nos pueden ayudar a responder esta pregunta. A pesar de sus responsabilidades de profeta, maestro, hombre de estado y juez, Muhammad (PBSE) solía ordeñar su cabra, remendaba su ropa, reparaba sus calzados, ayudaba en las tareas caseras, y visitaba a la gente pobre cuando se enfermaban. También ayudo a sus compañeros a cavar una trinchera y a sacar la arena junto con ellos. Su vida fue un increíble modelo de humildad y sencillez.
Sus seguidores lo amaban, respetaban y confiaban en él de una forma impresionante. Aún así, él continuaba insistiendo que la deificación debía ser dirigida a Dios y no a su persona. Anas, uno de los compañeros del profeta, dijo que no había persona a la que ellos amaran tanto como al profeta Muhammad (PBSE), pero que cuando él llegaba a ellos no se ponían de pie, como reverencia a él, pues odiaba que lo reverenciaran, tal como otras personas hacen con sus grandes hombres.
Mucho antes de que hubiese alguna perspectiva de éxito para el Islam, y al comienzo de una larga y dolorosa era de tortura, sufrimiento y persecución en contra de Muhammad (PBSE) y sus compañeros, él recibió una interesante propuesta. Un mensajero de los líderes paganos, llamado Utba, llegó diciéndole: “... Si lo que quieres es dinero, juntaremos el dinero necesario para que seas el más rico de nosotros. Si lo que quieres es el liderazgo, te haremos nuestro líder y nunca decidiremos sobre algún asunto sin tu aprobación. Si lo que quieres es un reino te haremos nuestro rey...". Tan solo una condición le fue requerida a Muhammad (PBSE) a cambio de todo aquello, que renunciara a su prédica; que dejara de atraer la gente al Islam y a la adoración de un solo Dios sin asociarle nada. ¿Acaso no es tentadora esta oferta para alguien que busca el beneficio mundano? ¿Acaso se mostró Muhammad (PBSE) vacilante cuando le fue hecha la oferta? ¿Acaso la rechazó a manera de estrategia de regateo dejando la puerta abierta para una mejor oferta? La siguiente fue su respuesta: En el Nombre de Dios, el Clemente, El Misericordioso } y posteriormente le recitó a Utba los versos Coránicos del capítulo 41, del 1 al 38. Los siguientes son algunos de los versos mencionados:
« Revelación descendida por el Misericordioso, el Compasivo. Un libro cuyos signos son un claro discernimiento, que ha sido expresado en una Recitación árabe para gente que sabe. Es portador de buenas noticias y advertidor, pero la mayoría de ellos se han apartado y no escuchan. » (Corán, 41:2-4)
En otra ocasión y en respuesta a la súplica de su tío para que detuviera su prédica; la respuesta de Muhammad (PBSE), fue tanto decisiva como sincera:
{ !Juró en el Nombre de Dios, Oh tío!, que aunque ellos colocasen el sol en mi mano derecha y la luna en la izquierda ,en recompensa, por renunciar a esta cuestión (invitar a la gente al Islam), nunca desistiré hasta que Dios lo haga (Al Islam), triunfar o yo perezca defendiéndolo.}
Muhammad (PBSE), y sus pocos seguidores sufrieron no solo muchas formas de tortura y sacrificio durante trece años, sino que los incrédulos también lo trataron de asesinar varias veces. En una ocasión trataron de romperle la cabeza y asesinarlo con una roca gigante, que apenas podían alzar. En otra ocasión trataron de matarlo poniendo veneno en su comida. ¿Son estas las características de un hombre ególatra y hambriento de poder? ¿Qué podría justificar tal vida de sufrimiento y sacrificio aún después de que fuera totalmente victorioso sobre sus adversarios? ¿Qué podría explicar la humildad y nobleza que demostró en sus más gloriosos momentos cuando insistió que el éxito se debe tan sólo a la ayuda de Dios y no a su propio genio??
MUHAMMAD, EL MENSAJERO DE ALLAH

Su naturaleza esencial y su carácter. No hay dios sino Allah. Muhammad es el Mensajero de Allah.
Esta afirmación es la puerta de Islam y la base de todo lo que integra la forma de vida del musulmán. Todo depende de El. El es independiente de todo. El externamente Manifiesto internamente Oculto. Anterior al tiempo pasado, más allá del tiempo infinito. Nada tiene parecido con El.
Y no podemos acceder a la sobrecogedora Presencia de la Realidad Divina si no es a través de Muhammad, el Mensajero de Allah.
Esta descripción de Muhammad está dividida en tres partes. Una, histórica, otra acerca de su carácter, y la tercera describe su naturaleza esencial.
EL ASPECTO HISTÓRICO
Muhammad, que Allah le bendiga y le dé paz según el número de todos aquellos que confían en él, y de todos los que le niegan, desde el día de su nacimiento hasta el día en que la Verdad sea desvelada, era hijo de Abdullah, hijo de Abd al-Mutalib, hijo de Hashim, de la tribu de Quraysh, descendiente de Ismail, hijo de Ibrahim.
Nació en Meca, cincuenta y tres años antes de la Hégira. Su padre murió antes de su nacimiento, y su madre, Amina, cuando aún era niño. 
Encontró un protector en su abuelo, Abd al-Mutalib, y a la muerte de éste, en su tío Abu Talib.
Su infancia y juventud fueron muy sencillas. No recibió una educación formal, y se ocupaba del rebaño de ovejas y cabras que su familia poseía en las colinas cercanas a Meca.
En cierta ocasión acompañó a su tío en una caravana que se dirigía a Siria, y en el transcurso del viaje encontraron a un ermitaño cristiano llamado Bahíra, quien anunció a Abu Talib que su joven sobrino sería el Profeta de su pueblo.
A los veinticinco años volvió a realizar el mismo viaje, en esta ocasión como mercader al servicio de una acaudalada viuda llamada Jadiya. A consecuencia de su éxito en este viaje, y después de oír referencias acerca de su excelente carácter, ella se casó con su joven agente.
Vivieron juntos veintiséis años, fue madre de sus hijos y le apoyó durante los difíciles años en que intentaba extender el Islam entre las gentes de Meca.
Muhammad acostumbraba a retirarse todos los años durante el mes de Ramadán a una cueva de un monte cercano a Meca.
Cuando tenía cuarenta años, casi al final de este mes, oyó durante la noche una voz que le decía: '¡Lee!'. Respondió: 'No sé leer'. De nuevo dijo la voz: '¡Lee!'. Y de nuevo respondió sobrecogido: 'No sé leer'. Por tercera vez, la voz le ordenó: '¡Lee!'. '¿qué debo leer?', respondió. La voz le dijo: 'Lee en el Nombre de tu Señor que te ha creado. El creó al hombre de un coágulo'.
Este fue el comienzo de la Revelación del Qur'an, que continuó de modo intermitente hasta poco antes de su muerte, veintitrés años más tarde. La voz le dijo que él era el Mensajero de Allah, y al levantar sus ojos, vio a Yibril: el cauce por el que la Revelación le era transmitida desde el Creador del Universo.
Su primer pensamiento fue que se había vuelto loco, pero fue confortado por su mujer, Jadiya, y gradualmente, a medida que la Revelación continuó, su incertidumbre desapareció y aceptó la ingente tarea de ser el Mensajero del Señor de la' creación.
Durante los tres primeros años que siguieron a este suceso, sólo los más próximos a él conocieron lo ocurrido. Jadiya, su hijo adoptivo 'Ah, su esclavo liberto Zayd y su amigo Abu-Bakr, fueron los primeros en aceptar lo que decía y en seguirle.
Por aquel entonces, recibió el mandato de 'salir y advertir', y así comenzó a hablar abiertamente a las gentes de Meca. Les hizo comprender la estupidez de adorar ídolos a la vista de las claras pruebas de la Unidad Divina, manifiestas en la Creación.
Los clanes de la tribu de Quraysh, al ver amenazada su forma de vida, respondieron hostilmente y empezaron a maldecirle y a perseguir a sus seguidores.
A pesar de todo, el número de musulmanes iba en constante aumento, y los quraishitas trataron de detenerle con sobornos, llegando incluso a ofrecerle él que fuera su rey si llegaba a un compromiso con ellos y dejaba de atacar a sus falsos dioses. Con su palabra y su ejemplo, estaba minando y poniendo en peligro la estructura social y la base de su riqueza. Además, el Islam se vio fortalecido cuando Umar Iba al-Jattab aceptó al Profeta. Era éste uno de los más fuertes y respetados de la Quraysh y hasta aquel momento había sido uno de los más acérrimos enemigos del Islam. La Quraysh, dominada por su frustración y rabia, confinó durante tres años en un barranco a todo el clan del Profeta, prohibiendo toda relación con ellos.
Durante este tiempo, murieron su mujer Jadiya y su tío y protector Abu Talib, y asimismo fracasó un intento de llevar el Islam a vecina ciudad de Taif. Fue precisamente en este punto muerto cuando se produjo el Miraj.
Muhammad fue llevado a través de los siete cielos y le fue mostrada la verdadera naturaleza de su ser y el honor que recibía de su Señor, la Realidad Divina.
Al poco tiempo, un pequeño grupo de hombres de una ciudad llamada Yazrib le escucharon durante un viaje que hicieron a Meca. Le aceptaron como Profeta y regresaron a su ciudad con un maestro musulmán. Al año siguiente, volvieron con setenta y tres nuevos musulmanes e invitaron al Profeta a visitar Yazrib. Desde entonces, los musulmanes comenzaron a asentarse en ésta y a abandonar Meca, hasta que el Profeta, después de evitar un atentado contra su vida, viajó con AbuBakr hasta Yazrib, ciudad que recibió el nuevo nombre de Al-Madinat al-Munawwara, la Ciudad Iluminada. Este acontecimiento es conocido como la Hégira, y señala el comienzo de la comunidad musulmana.
Desde este momento, el Profeta recibe de su Señor el mandato de luchar contra sus enemigos, aunque hasta entonces no se habían tomado medidas de auto-defensa. Las primeras expediciones fueron muy pequeñas y en ellas casi no se produjeron luchas. En el segundo año de la Hégira, los quraishitas enviaron un ejército de mil hombres con el pretexto de proteger una caravana procedente de Siria. El Profeta reunió un ejército de algo más de trescientos hombres, y los dos bandos se encontraron en un lugar llamado Badr.
Los musulmanes, mandados por el Profeta, con una confianza total en Allah en sus corazones y el apoyo del mundo angélico, vencieron completamente, y mataron a muchos de los jefes de la Quraysh. La enemistad de la Quraysh siguió aumentando, pero el Islam ya poseía una sólida base.
Al siguiente año, la Quraysh envió un ejército contra Medina, y los musulmanes se encontraron con ellos en la montaña de Uhud, a poca distancia de la ciudad. A pesar de su desventaja, los musulmanes podían haber logrado la victoria, pero el afán de hacerse con botín llevó a un grupo de arqueros a abandonar sus posiciones, y a causa de ello fueron derrotados. Esta derrota motivó el asesinato de musulmanes que viajaban para extender el Is1am, y también una abierta hostilidad por parte de los judíos de Medina, apoyados por elementos descontentos dentro de la comunidad musulmana.
En el quinto año de la Hégira, la Quraysh atacó de nuevo Medina, en esta ocasión con diez mil hombres. El Profeta había organizado la excavación de un profundo foso para la defensa de la ciudad y el encuentro se hizo famoso como 'la Batalla del Foso'. Las tropas de Meca se vieron incrementadas por una tribu de judíos de Medina, pero sin embargo, confundidos por el foso, descorazonados por la sospecha hacia sus aliados judíos y por un viento enconado que estuvo soplando durante tres días y tres noches, recogieron el campamento y se marcharon sin presentar batalla. La tribu judía fue severamente castigada por su traición.
Ese mismo año, el Profeta decidió llevar a Meca una compañía de mil cuatrocientos hombres para hacer el Hach. Acamparon en AI-Hudaybiya, justo a las afueras de la ciudad, pero se les prohibió la entrada. La Quraysh mandó embajadores, y el Profeta firmó un pacto aparentemente poco ventajoso para los musulmanes, y éstos regresaron a Medina sin entrar en la Ciudad Santa. Sin embargo, este pacto que detuvo la lucha entre la Quraysh y los musulmanes, resultó de hecho una gran victoria, y el Islam se propagó desde entonces con más rapidez que antes.
Según los términos del acuerdo, la Quraysh convenía en evacuar Meca al año siguiente durante tres días, mientras los musulmanes visitaban la ciudad y hacían Umrah. Esta fue la primera vez que el Profeta y sus compañeros visitaban Meca después de siete años.
Ese mismo año, el Profeta decidió llevar a Meca una compañía de mil cuatrocientos hombres para hacer el Hach. Acamparon en Al-Hudaybiya, justo a las afueras de la ciudad, pero se les prohibió la entrada. La Quraysh mandó embajadores, y el Profeta firmó un pacto aparentemente poco ventajoso para los musulmanes, y éstos regresaron a Medina sin entrar en la Ciudad Santa. Sin embargo, este pacto que detuvo la lucha entre la Quraysh y los musulmanes, resultó de hecho una gran victoria, y el Islam se propagó desde entonces con más rapidez que antes.
Según los términos del acuerdo, la Quraysh convenía en evacuar Meca al año siguiente durante tres días, mientras los musulmanes visitaban la ciudad y hacían Umrah. Esta fue la primera vez que el Profeta y sus compañeros visitaban Meca después de siete años.
Al año siguiente, el Profeta mandó un ejército de tres mil hombres a enfrentarse a un ataque del Emperador bizantino en Siria. Atacaron valerosamente a cien mil hombres, luchando hasta que tres jefes cayeron muertos. Los pocos supervivientes se retiraron y regresaron a Medina. Por entonces, la Quraysh rompió el acuerdo, y el Profeta, con un ejército de diez mil hombres, atacó Meca. Tomaron la ciudad sin derramamiento de sangre y el Profeta declaró una amnistía general. Perdonó a aquellos que tanto le habían perseguido desde el comienzo del Islam. Estos se hicieron musulmanes y la única destrucción fue la de los ídolos alrededor de la Ka'aba. El Profeta se dedicó entonces a someter al resto de las tribus hostiles, venciendo en la batalla de Hunayn y poniendo cerco y tomando la ciudad de Taif, cuyos habitantes le habían rechazado diez años antes.
En el noveno año de la Hégira, los musulmanes fueron probados por Allah. El Profeta pidió a todos los musulmanes que le acompañaran en una expedición a un lugar llamado Tabuk durante el período más caluroso del año. Algunos le acompañaron y otros se quedaron. La expedición regresó sin haber luchado. Ese mismo año se hizo famoso como 'el Año de las Delegaciones', pues vino gente de toda Arabia a jurar fidelidad al Islam y al Profeta.
En el décimo año de la Hégira, el Profeta condujo el Hach de despedida, al que asistieron ciento cuarenta mil musulmanes. En un discurso en el monte Arafat les recordó los deberes del Islam, y que serían llamados a responder de sus actos, y entonces les preguntó si había expuesto con claridad su Mensaje. La respuesta fue: '¡Si, por Allah!', y él añadió: '¡Oh Allah, tú eres testigo!'. Poco después de su regreso a Medina, enfermó y murió con la cabeza sobre el regazo de Aisha, su esposa más amada.
Durante los últimos diez años de su vida, dirigió veintisiete campañas, en nueve de las cuales hubo intensas luchas. Supervisaba personalmente cada detalle de la administración y juzgaba él mismo en cada caso, siempre accesible al que solicitaba su atención. Destruyó la adoración a los ídolos y sustituyó la arrogancia y violencia de los árabes, su inmoralidad y embriaguez por la humildad y la compasión, la armonía y la generosidad, creando una sociedad realmente iluminada como no ha existido otra, la comunidad de los compañeros del Sello de los Profetas, el último Mensajero, el esclavo de su Señor: Muhammad.
SU CARACTER
Muhammad, que Allah le bendiga y le dé paz según el número de las cosas hermosas y según el número de las buenas cualidades manifestadas en los hombres desde el comienzo del tiempo hasta el final del tiempo, parecía, cuando estaba Solo, un hombre de mediana estatura. Pero cuando se encontraba con otros, ni empequeñecía a aquellos más bajos que él, ni parecía más bajo que los que eran más altos. Estaba bien proporcionado, con un pecho amplio y anchos hombros, y sus miembros eran fuertes y bien proporcionados. En su espalda, entre sus omóplatos, y más cerca del derecho que del izquierdo, tenía el sello de la profecía: un lunar negro rodeado de pelillos.
Su rostro era ovalado, de tez blanca, con un ligero tinte moreno. Su frente era despejada y tenía unas cejas muy largas y arqueadas con un espacio entre ellas donde se señalaba una vena que palpitaba en momentos de gran emoción. Sus ojos eran negros y separados. Tenía pestañas largas y espesas. Su nariz era aquilina y su boca y sus labios estaban bien proporcionados. Sus dientes, con los que era muy cuidadoso, estaban bien dispuestos y proyectaban un blanco brillante cuando sonreía ó al reír. Era de mejillas anchas y uniformes, con una barba negra y espesa que tenía, a su muerte, diecisiete canas. Su cara estaba enmarcada por una abundante melena que caía en ondas hasta sus orejas y hombros, y que él a veces se trenzaba y otras veces se dejaba suelta. La transparencia de su rostro era tal que su ira ó su agrado brillaban directamente a través de ella. Su cuello, ni corto ni largo, era del color de la aleación del oro y la plata. Sus manos tenían la textura del satén, con anchas palmas y largos dedos, de las que emanaba un dulce perfume que permanecía en las cosas que tocaba. El arco de sus pies era pronunciado y su andar era el de un hombre que camina cuesta abajo con rapidez y modestia.
Era de temperamento amable y de hermosos modales en medio de un ambiente acostumbrado a una violencia arrogante. Nunca era insultante y jamás despreció al pobre ó al enfermo. Honraba la nobleza y recompensaba según la valía, dando a cada cual lo más adecuado a sus necesidades. Jamás se humilló ante la riqueza ó el poder, sino que llamaba a todos los que acudían a él a la adoración de Allah.
Era siempre el primero en saludar a quien se encontrase, y nunca era el primero en retirar la mano. Era infinitamente paciente con todos los que a él acudían en busca de consejo, sin importarle la ignorancia de los incultos ó la tosquedad de los malcriados. En cierta ocasión, un beduino acudió a él con una petición y le tiró tan bruscamente de la ropa que le arrancó un trozo. Muhammad se rió y dio al hombre lo que pedía.
Una de sus cualidades era que siempre tenía tiempo para todos los que le necesitaban. Era considerado con los visitantes hasta el punto de ceder su propio sitio ó extender su capa para que se sentaran en ella; y si rehusaban, insistía hasta que aceptaban. Prestaba a cada invitado su total atención, de tal manera que todos sin excepción sentían que ellos eran los más honrados.
De todos los hombres, era el menos dado a la ira y el que con menos se complacía. Los errores de sus acompañantes no eran mencionados y nunca culpaba ó amonestaba a nadie. Su criado Anas estuvo con él diez años y durante este tiempo Muhammad no le llamó la atención una sóla vez, ni siquiera para preguntarle que por qué no había hecho algo.
Disfrutaba escuchando buenas opiniones sobre sus compañeros y lamentaba la ausencia de éstos. Visitaba a los enfermos aún en los barrios de Medina más distantes de su casa y de más difícil acceso. Acudía a las fiestas y aceptaba las invitaciones tanto de esclavos como de hombres libres. Acompañaba a las comitivas fúnebres y rezaba sobre las tumbas de sus compañeros. A dondequiera que fuese iba siempre sin protección, aún entre gente de probada enemistad.
Poseía una voz fuerte y melodiosa, y aunque permanecía silencioso durante largos periodos, siempre hablaba cuando la ocasión lo exigía. Cuando lo hacía, era extraordinariamente elocuente y preciso, sus frases estaban bien construidas y eran tan coherentes que aquellos que le escuchaban, quienesquiera que fuesen, las entendían fácilmente y recordaban sus palabras. Solía hablar dulce y desenfadadamente cuando se encontraba con sus esposas, y con sus compañeros era el hombre más alegre y sonriente, apreciando lo que decían y charlando amigablemente con ellos. Nunca se enfadaba por sí mismo ó por cuestiones relacionadas con este mundo, pero cuando se irritaba por algo tocante a Allah, nada podía ponerse en su camino. Cuando enviaba a alguien a algún lugar, apuntaba siempre con toda la mano. Cuando algo le complacía, volvía las palmas hacia arriba. Cuando hablaba con alguien, volvía todo su cuerpo hacia él. Todo lo que hacía lo hacía a fondo.
Su generosidad era tal que cuando le pedían algo nunca decía que no. En cierta ocasión siguió dándole ovejas a un beduino que insistía en pedirle más y más, hasta que las ovejas llenaron un valle entre dos montes, y el hombre quedó anonadado. Nunca se iba a la cama hasta que todo el dinero de su casa había sido distribuido entre los pobres, y con frecuencia repartía parte de su reserva anual de grano, de forma que él y su familia carecían de él antes de terminar el año. Solía preguntar a la gente sobre sus necesidades sin que acudiesen a él y les daba todo lo que necesitaban. Así como era de generoso con sus pocas posesiones, era de generoso de sí mismo, dando sin cesar consejo, ayuda, amabilidad, perdón, y rebosante amor.
Amaba la pobreza y siempre se le encontraba con los pobres. Su vida era lo más sencilla posible. Se sentaba siempre en el suelo, y a menudo, cuando estaba con sus compañeros, se sentaba en la última fila para que los visitantes no pudieran distinguirle de los demás. Comía de un plato colocado en un mantel sobre el suelo y nunca usaba una mesa. Dormía en el suelo sobre una esterilla de palma cuyas marcas se le señalaban en la piel, aunque no rechazaba las comodidades si le eran ofrecidas.
Tanto él como su familia pasaban a menudo hambre y a veces transcurrían meses enteros sin que saliese humo de su casa ó de las de sus esposas, pues sólo tenían dátiles y agua, y carecían de alimentos que cocinar y de aceite para las lámparas. Sin embargo, en las ocasiones en que disponía de alimentos, comía bien. Solía decir que el mejor plato era aquel en el que había más manos comiendo. Nunca criticaba la comida. Si le gustaba, la comía, y si no, la dejaba.
Solía atar al camello macho y alimentar a los animales usados para acarrear agua. Barría su habitación, arreglaba su calzado, remendaba su ropa, ordeñaba la oveja, comía con los esclavos y los vestía con ropas iguales a las suyas. Molía el trigo él mismo cuando su esclava se cansaba, y llevaba lo que había comprado desde el mercado hasta su casa. Decía: '¡Oh Allah!, permíteme vivir, crecer y morir con los pobres', y al morir no dejó ni un dinar ni un dirham.
Se vestía con lo que encontraba a mano, siempre que fuese correcto, aunque especialmente le gustaban las ropas verdes y blancas. Cuando estrenaba una prenda nueva, regalaba la vieja. A veces vestía de lana basta. Poseía un manto del Yemen, a rayas, por el que sentía especial predilección. Amaba los perfumes y compraba los mejores que encontraba. Las únicas posesiones que tenía en gran estima y a las que cuidaba mucho eran sus espadas, su arco y su armadura, las cuales usaba sin temor y frecuentemente en las expediciones que dirigía.
Por encima de todo, fue a través de él cómo el Qur'an fue revelado, y la totalidad de su vida fue una constante manifestación de las enseñanzas en él contenidas. Fue el ejemplo perfecto para su comunidad, tanto en cómo debían ser los unos con los otros, como en su relación con su Señor, el Creador del Universo. Les enseñó a purificarse, cómo y cuándo postrarse ante Allah. Cómo y cuándo ayunar. Cómo y cuándo dar. Les enseñó cómo luchar en el camino de Allah. Dirigía la oración con ellos y se postraba durante la noche, sólo, hasta que sus pies acababan hinchados. Cuando alguien le preguntaba que por qué lo hacía, su respuesta era: `¿Acaso no debo ser un esclavo agradecido?'. Tenía una oración para cada acción y nunca se levantaba ó se sentaba sin mencionar a Allah. Todos sus actos los realizaba con la intención de complacer a su Señor. Enseñó a su comunidad todo aquello que podía llevarles más cerca de Allah, y les prevenía contra todo aquello que pudiese alejarles de El. Inspiraba amor y profundo respeto en todos los que le trataban, y sus compañeros le amaban y honraban aún más que a sus familias, posesiones, e incluso más que a si mismos.
En cierta ocasión, su compañero y amigo íntimo Abu-Bakr as-Sidiq metió uno de sus pies en un agujero donde había una serpiente que le mordió, con tal de no despertar a su amado Profeta, que dormía en aquel momento.
Su yerno y sobrino Ali se arriesgó a ser asesinado en su lugar, y existen muchos más relatos que reflejan la devoción que inspiraba en todos los que le seguían. La unanimidad en las reacciones de todos los cercanos a él y la descripción que de él nos ha llegado a través de ellos, nos muestran a un hombre de tal perfección de carácter que no puede quedar ninguna duda de la veracidad del Mensaje y de la Guía que trajo: el Camino del Islam.
Su Señor le dice en el Qur'an: 'Te hemos creado con un carácter vasto', y él decía: 'Yo he venido a perfeccionar el buen carácter'. Este es justamente el objetivo y el resultado de seguir el camino del Sello de los Profetas, el último Mensajero, el esclavo de su Señor: Muhammad.
SU NATURALEZA ESENCIAL
Muhammad, que Allah le bendiga y le conceda paz según el número de las cosas creadas desde el principio de la Creación, hasta el día en que todas las cosas desaparezcan ante el desbordante esplendor de la Divina Majestad, dijo que su Señor dijo: 'Yo era un Tesoro escondido y deseé ser conocido, y creé el Universo para así poder ser conocido'. Fue este deseo de auto-conocimiento expresado en las profundidades de la Esencia de la Divina Unidad, lo que hizo que se iniciase el proceso de creación y llevó al despliegue de los diversos planos de existencia, con todas las formas en ellos contenidas, incluida la Tierra con toda su vida mineral, vegetal y animal.
En un preciso momento, cuando el entorno estaba completamente preparado, se dio vida a una nueva criatura: el hombre. Hasta ese momento, todas las diferentes formas de vida tenían distintos grados de consciencia; pero al hombre le fue dada, por su Creador y Señor, la capacidad de reconocer no sólo su entorno físico, sino también el hecho de que él era una parte inseparable de una Realidad que él percibía en sí mismo y en todo a su alrededor. El era la cima y perfección de toda la creación y el medio a través del cual el 'Tesoro escondido' podría alcanzar su deseo de auto-conocimiento completo. 
En las profundidades del ser del hombre hay un secreto insuflado en su interior por su Señor que desemboca en la Majestad y la Belleza de la Unidad Divina. Muhammad dijo que su Señor dijo: 'El Universo entero no puede contenerme, pero el corazón de Mi leal esclavo Me contiene . El Qur'an dice: 'Ofrecimos el cometido a los Cielos, a la Tierra y a las montañas, pero rehusaron su peso y tenían temor de él, y el hombre lo aceptó. Es cierto que actúa erróneamente, muy alocado'.
Esta actividad errónea y alocada por parte del hombre le llevó a olvidar su verdadera naturaleza y a perder la consciencia de la Unidad Divina. Se vio cada vez más atrapado en la percepción de sus sentidos, y poco a poco fue dando realidad intrínseca a las formas creadas. Sin embargo, debido a la Misericordia inherente a la Realidad Divina, en medio de las diversas comunidades humanas surgieron hombres para enseñar lo que habían perdido y restituir al hombre a su verdadera naturaleza. Estos hombres, conocidos como Profetas y Mensajeros, fueron creados con este sólo propósito; y aunque no eran más que hombres entre los hombres, estaban bendecidos desde su nacimiento con una percepción diáfana de la Divina Realidad y del conocimiento de cómo vivir en armonía con el Señor del Universo, mientras que los hombres a su alrededor se debatían en la oscuridad del olvido y en una creciente ignorancia.
Estos Profetas y Mensajeros trajeron a sus comunidades el conocimiento y la dirección que necesitaban, y les sirvieron de ejemplo, atrayéndolos de nuevo hacia la adoración y el reconocimiento de su Señor, la Unica Realidad. Son la perfección del ser humano, íntegros a pesar dé su contacto con esta existencia; continuamente conscientes de la Presencia de su Señor.
El primero de ellos fue el primer hombre: Adán, y siguieron apareciendo a través de la historia de la humanidad sobre la Tierra, hasta que la cadena se completó con la llegada del Sello de los Profetas, Muhammad. El Qur'an dice de él: 'Muhammad no es el padre de ninguno de vosotros, sino que es el Mensajero de Allah y el Sello de los Profetas.
Hemos visto que la cúspide y plenitud del proceso de creación tienen lugar en el hombre. Aunque fue el último en aparecer, todo lo que le precedió fue en preparación para él, el medio a través del cual el Señor del Universo llegaría a conocerse a si mismo. El deseo de este auto-conocimiento fue lo que desencadenó todo el despliegue de la Creación y así, la primera idea se hizo realidad en la forma final. En el hombre, lo primero y lo último están unidos. Si deseas un fruto, debes primero plantar un árbol, esperar a que crezca, que florezca, y finalmente dé el fruto. Sin embargo, la idea del fruto precedió al plantar el árbol.
Como dijimos, la perfección del hombre se encuentra en los Profetas y Mensajeros, que son los modelos y ejemplos para el resto de la humanidad, y en quienes la Unidad Divina está más perfectamente representada. Ellos son los que corresponden más exactamente al deseo original de auto-revelación de la Divina Esencia y son, por esto, los primeros seres en el desarrollo de la Creación. Como lo último y lo primero están combinados en el hombre, la última de las criaturas, así también están combinados en Muhammad, el último de los Mensajeros. El dijo al respecto: 'Yo fui el primer Profeta creado y el último en comunicar Su Mensaje'. Y también afirmó: 'Yo era un Profeta cuando mi hermano Adán estaba entre el agua y el barro'. Y dijo aún más: 'Cuando Allah quiso crear el Universo, cogió una porción de su Luz y dijo: '¡Sé Muhammad!'. 
Muhammad es el primer punto del que surge Luz desde la inmensidad impenetrable y absolutamente incognoscible de la Divina Esencia. Es el primer ser en el despliegue de la Creación del Universo. Es la pantalla a través de la cual los Atributos Divinos se filtran al resto de la existencia, y el gran velo mediante el cual la Creación es protegida del abrumador poder de la Divina Majestad. Es la Luna que refleja la pura Luz del Divino Sol. Es la más alta manifestación de los Nombres y Atributos de Allah y el medio a través del cual éstos fluyen al resto de la Creación.
El es Muhammad, el hijo de Abdullah, hijo de Abd al-Mutalib, nacido en Meca cincuenta y tres años antes de la Hégira. Le fue dada una visión completa de su incomparable estación con el Señor del Universo durante el Miraj, su 'Viaje Nocturno', cuando fue llevado a través de los siete cielos hasta pasado el Arbol de Loto, que señala el limite más lejano en el cual, hasta Yibril, el más grande de entre los ángeles, fue obligado a detenerse. Desde allí se arrastró a una distancia de dos arcos de su Señor, y alcanzó su realización completa y el apaciguamiento de todo deseo. Su viaje fue el retorno al punto del que había salido cuando comenzó esta existencia, y fue su total descubrimiento de la profundidad y perfección de su propio ser: el pináculo y el eje de la Creación y la manifestación más pura de la Belleza, Misericordia, Generosidad y Equilibrio Divinos. Por razón de su cercanía a la Esencia Divina, ya que no existe nadie más cercano que él, le fue dado el nombre de al-Habib, el Amado.
Pero debe recordarse que a pesar de su incomparable estación con el Creador del Universo, Muhammad no es más que una criatura y absolutamente impotente frente a su Señor, el Uno, sin compañero. El es el Mensajero que trae a la humanidad el último y perfecto camino que recoge y anula la enseñanza de todos los que vinieron antes que él. Es, al mismo tiempo, absolutamente esclavo de su Creador, consciente de que todo el poder y la fuerza vienen de El. Para el musulmán no existe la posibilidad de adorar a Muhammad, pues el Señor es siempre el Señor, y el esclavo no puede ser más que un esclavo, dependiente por completo de su Creador. De hecho, más que ninguna otra criatura, Muhammad es consciente del absoluto poder de su Señor y de su propia y total incapacidad.
Y sin embargo, a Muhammad (y su nombre significa 'Digno de Alabanza'), le ha sido dado por el Señor del Universo un lugar por encima de cualquier otra criatura, y todos los musulmanes deben darle el honor debido a su rango y pedir bendiciones para él. El Qur'an dice: 'Ciertamente Allah y Sus ángeles bendicen al Profeta. ¡ Oh tú que confías!, reza para que le sean concedidas paz y bendiciones'. Dada su posición con Allah, por quien todas las cosas son adornadas en su existencia, bendecirle a él es bendecir a toda la Creación, y dada la generosa naturaleza de la Divina Realidad, las bendiciones vuelven aumentadas sobre aquel que las pronuncia. Muhammad dijo: 'A aquel que me bendice cien veces, Allah le bendice mil veces, y a aquel que me bendice mil veces, Allah prohibe al Fuego que toque su cuerpo'.
La proximidad de Muhammad con su Señor y su comprensión de su propia ignorancia ante el Conocedor de todas las cosas, le convierten en el perfecto vehículo para la Revelación de la Divina Palabra en el Qur'an. Por ésto, es el Mensajero, el esclavo, y también el Profeta iletrado. Ningún conocimiento puede atribuírsele a él. Todo su conocimiento procede de Allah y sólo El conoce lo Visible y lo Invisible. Su posición de absoluta receptividad y total servidumbre hacia su Señor demuestra que todas sus palabras y acciones estaban en completa armonía con la Unidad Divina, y su Mensaje a la humanidad no sólo estaba contenido en el Qur'an, sino que quedó igualmente demostrado en la forma en que vivió y en lo que dijo durante su vida. El musulmán es instruido a través del Qur'an: 'Obedece a Allah y obedece al Mensajero'. La obediencia a Muhammad es obediencia hacia Allah. El amor a Muhammad es amor por Allah. La animosidad hacia Muhammad es animosidad hacia Allah. 'Aquel que te odiase, ése es el desahuciado'.
Muhammad es el que está completamente entregado a su Señor. Escuchándole y haciendo lo que dice, imitando su conducta y aumentando su amor hacia él, el musulmán espera aproximarse a él, ya que la proximidad a él es proximidad a su Señor. Al acercarse a Muhammad, el hombre se acerca a Allah.
Muhammad es el más grande de la Creación a los ojos de su Señor, es el que intercederá por todos los hombres el día del Juicio Final, cuando todos sean llamados a responder por sus actos en esta existencia. El día en que 'Aquel que haya hecho un átomo de bondad lo verá, y aquel que haya hecho un átomo de maldad, lo verá'. De todos los seres, es quien ha recibido la mayor generosidad y compasión, y por ser el Amado de su Señor, todos los que tengan en sus corazones el más pequeño grano de confianza hacia él, serán apartados del tormento y llevados a la gloria.
Muhammad es el más próximo a Allah, él Amado de Allah, el primer derrame de Luz de la Esencia de Allah, y por ésto, el Camino hacia Allah pasa inevitablemente a través de él. En su 'Viaje Nocturno' pasó a través de los siete cielos hasta las profundidades de su ser y la Presencia de su Señor, y regresó para describir a los hombres el Camino que conduce al Señor del Universo. Este Camino está abierto a todos aquellos que desean seguirlo. Todos los que realicen este viaje hacia la búsqueda de su verdadera naturaleza, encontrarán que el Camino a la Realidad Divina en la profundidad de sus corazones, es el Camino del Sello de los Profetas, el último Mensajero, el esclavo de su Señor: Muhammad.
Ninguna descripción de Muhammad, por muy detallada y bien informada que esté, puede transmitir quién es en realidad. El número de sus perfecciones es incontable y aún los más grandes poetas de entre aquellos que le aman, acaban por admitir la imposibilidad de alabarle lo suficiente.
Si deseas un conocimiento real de Muhammad, debes mirar a la gente que se ha entregado a seguir su ejemplo en todos los aspectos de su vida. En ellos verás algo de la cualidad y luminosidad interiores de Muhammad que Allah le bendiga y le dé paz. De ellos podrás aprender el Camino de Islam, el sendero de sumisión que conduce a la paz.
DESCRIPCION DEL PROFETA MUHAMMAD (SAS)
Dios, Todopoderoso y Exaltado, adorno al Profeta Muhammad (SAS) con Sus Luces Divinas y Sus Modales . Luego agrego más diciéndole,
"Ciertamente eres de una naturaleza sublime" (Corán 68:4).
El Profeta Muhammad (SAS) no era ni alto ni bajo sino de una estatura media. Sus hombros eran fornidos. Su color era claro, ni oscuro ni blanco. Tenia una frente amplia con tupidas cejas, no conectadas, pero con una llama plateada que brillaba en el medio de ellas. Sus ojos eran grandes. Sus dientes eran muy blancos como las perlas. Su pelo no era ni enrulado ni lacio, sino que estaba en el medio.Su cuello era largo. Su pecho amplio, sin mucha carne. El color de su pecho era claro, y entre su pecho y su ombligo había una línea de pelo. No tenia otro pelo sobre su pecho que no fuese esa línea. Sus hombros eran anchos y tenían pelo. Sobre los hombros había dos sellos de profecía. Todos sus compañeros solían mirarlos. El hombro derecho tenia un lunar negro y alrededor de el habia algunos pelos gruesos como los pelos de un caballo. Sus antebrazos eran grandes, sus muñecas largas. Su palma era mas suave que la seda. Cuando el ponia su mano sobre la cabeza de un niño o de un hombre, un hermoso aroma a almizcle venia de el. Cuando el se movia una nube se movía con el la cual lo protegia del calor del sol. Su sudor era como perlas blancas y su aroma como almizcle y ámbar. Los Compañeros dijeron que nunca habían visto algo parecido.
El Profeta Muhammad (SAS) solía bajar la cabeza en lugar de levantarla.Quien lo veía de lejos se asombraba ante el. Quien lo conoció en la intimidad lo amo. Era el mas bello, tanto en su aspecto exterior como en su aspecto interior. 
Amar ibn al-As dijo," Ninguno era más querido para mi que el Profeta Muhammad (SAS) , ni en mis ojos había otro más glorioso que él. Tan brillante era su gloria que nunca pude mirarle el rostro por demasiado tiempo. Es asi, que si alguien me pidiera que lo describiera, no podría hacerlo, ya que nunca pude fijar la vista en el por demasiado tiempo".
El Profeta Muhammad (SAS) era el de más coraje entre la gente, el más justo y el más generoso. Solía caminar entre sus enemigos, solo y sin custodia. No temió a nada en este mundo. Era el más modesto entre los hombres, el más sincero y el más piadoso. Nunca hablaba solo para pasar el rato, prefirio el silencio a la palabra. Nunca mostró orgullo, aunque era el más elocuente disertante.
Dios dio al Profeta Muhammad (SAS) maestria en politica y maestria en conducta privada. Aunque no leía ni escribía, Dios lo elevó de la tierra de la ignorancia, y le ensenó los mejores de los modales y lo mejor de la ética. 
El era el más gentil de los hombre, el más tolerante, y el más misericordioso, como Dios mismo lo llamo, " El más amable y el misericordioso" (Coran 9:128). Sonreía a todos y a todos hacía bromas de manera decente. Solo lloraba y a Dios pedía perdon por su Comunidad. Estaba continuamente en un estado de contemplación y meditación. A menudo solía sentarse y recordar a Dios recitando dhikr. Solía caminar con la viuda y el huerfano. Se mostraba humilde ante los incredulos, deseando que se convirtieran en creyentes. Una vez alguien le pidió que rezara a Dios para que maldiga a los incredulos. El respondió, " No fui enviado como maldición sino como misericordia. Rezaré para que sean guiados porque ellos no saben".
Convoco a todos hacia Dios. Nunca humillo al pobre. Nunca temio a rey alguno. Siempre eligio el camino menos complicado.

EL HÁBITO DEL MUSULMAN

EL HABITO DEL MUSULMAN, ANTES QUE SU VESTIDO, LO ES SU COMPORTAMIENTO Y SU DESEO CONSTANTE DE AGRADAR A DIOS.

SI LE ESTUVIERA PERMITIDO OSTENTAR, OSTENTARIA COMO SU PRENDA MAS MERITORIA, SU SUMISIÓN A DIOS

SI LE ESTUVIERA PERMITIDO OSTENTAR, OBSTENTARIA COMO SU PRENDA MÁS VALIOSA, SU GENEROSIDAD, SU HUMILDAD, SU TOLERANCIA

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